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~ CUARTETO ‘EL ESPÁRRAGO’

Si la trucha pudo dar nombre a un quinteto con piano, ¿por qué no iba a hacerlo el espárrago blanco para este reportaje coral en forma de cuarteto? Por bautizar, que no quede. Para un tronchista y tronchófago como yo, que se pirra por tallos y pencas (de brócoli, de acelga, de alcachofa…), todo espárrago es un delirio. Como cada mayo, peino Palma en busca de mi ingrediente top de primavera, preferencia compartida con la dulce mora de árbol, que suelo cosechar personalmente en el parking del hospital Son Llàtzer. Mora fresca mallorquina más espárrago navarro: dieta esquizoide y vegana que golpea las aldabas del verano.

Toni Perelló firma este plato de espárrago.

Rafa Perelló firma este plato de espárrago.

Con mayonesa de miso, naranja sanguina y huevas de salmón, de BÀRBAR. Afino el paladar y arranco este cuarteto en el flamante BàrBar, abierto hace dos meses escasos y con Rafa Perelló (ex-Son Brull) al frente de los fogones. Es la nueva apuesta del Grupo Amida, que también regenta La Bodeguilla, Periplo y la coctelería Nicolás. El chef cuece los espárragos al vapor en bolsa de vacío con leche y mantequilla para mitigar el deje amargo: media hora a 85 grados. Justo antes de servirlos, les da un toque de brasa. Los acompaña de gajos y reducción de naranja sanguina, huevas de salmón, eneldo y una suave mayonesa enriquecida con miso. Se agradece que predominen las yemas en el plato. Buscando reforzar la frescura cítrica de la receta y compensar su cremosidad, Bertin Slavov, jefe de comedor, escoge un riesling seco de Markus Molitor. C/ Concepció, 3

Plato de Alberto Serrano y María José Calabria.

Plato de Alberto Serrano y María José Calabria.

Con brandada de merluza, gamba blanca y su escabeche, de CASA MARUKA. En una casa de comidas tan atenta a la estacionalidad, no podían faltar los espárragos blancos. Alberto Serrano les da una doble cocción: primero, y a fin de restarles amargor, los blanquea en agua, azúcar y leche -partiendo de frío, dos minutos de hervor- para pasarlos enseguida a un segundo recipiente y darles otros 3-4 minutos. Los retira y deja que se acaben de hacer con el calor remanente (no los enfría). Acaba los tallos con un golpe de parrilla y los emplata sobre una cama de brandada de merluza. Encima monta tres gambas blancas sólo atemperadas en salamandra. En el fondo del plato, un escabeche ligero elaborado con las cabezas y vinagre de arroz. Espolvorea con quinoa frita para darle el toque crunchy. Y María José Calabria atina con «la solución rosa», subtítulo del Dido Rosat 2021, rosado con larga crianza de Montsant. C/ Reina Maria Cristina, 7

El espárrago blanco, según Toni Martorell.

El espárrago blanco, según Toni Martorell.

Con huevo poché, pomelo y holandesa, de VIDA MEVA. Como entrante de uno de sus siempre recomendables menús, Toni Martorell propone esta cremosa combinación de espárrago navarro con salsa holandesa, huevo escalfado, pomelo rosa y minicostrones de pan frito. Los cuece en agua condimentada con sal y azúcar (a partes iguales) durante siete minutos y los deja enfriar sumergidos otros treinta, con lo que quedan tiernos pero con suficiente mordisco. Además, en la base del plato va una parmentier de patata, puerro y espárrago: el conjunto pide cuchara y mojar pan -¿y qué es, si no eso, la buena cocina? El de hogaza, elaborado magistralmente por el chef, es perfecto para rebañar sin piedad. Entre bocado y bocado, sorbo de Aus Orange 2022, ecológico de pansa blanca (bodega Alta Alella) con que Noe Vidal, a cargo del servicio, hace resonar los matices cítricos. C/ Socors, 23

La receta con espárrago de Andrés Benítez.

Con gamba roja y almendra, de BOTÀNIC. Cuatro son los ingredientes fetiche de Andrés Benítez, chef del hotel Can Bordoy: dos de verano, tomate y berenjena; dos de primavera, alcachofa y espárrago blanco. También de tierras navarras, acopla éste último a la despensa local para combinarlo con gamba roja en crudo (aliñada con el jugo de sus cabezas) y crema de almendra, más toques de curry y lima. Escalda los espárragos durante minuto y medio y los enfría rápidamente para cortar la cocción y dejarlos tiesos y crocantes. Obviamente, para conseguir esta textura al límite (muy lograda) utiliza sólo las puntas, que acompaña de unas finas láminas -casi transparentes- en crudo. Alba Rueda acierta con el Oloron Chardonnay 2016, monovarietal que sintoniza con el acento dulce de la gamba y con el especiado chutney hecho con los recortes de los tallos. C/ Forn de la Glòria, 14

~ PLATOS REDONDOS 27: ‘frit de galtes de me’ (Miquel Adrover)

Frito de carrilleras de cordero. Fotos: Tarek Serraj

Aleluya: este artículo no hablará ni de chefs ni de restaurantes, los dos asuntos que acaparan el interés de la cargante y soporífera literatura gastronómica. Los gacetilleros de la prensa convencional (oficialista, quiosquera, ultraliberal) no saben hablar más que de cocineros en boga, de casas comerciales o de etiquetas de vino, pues así lo impone el mercado -que es donde hay que estar- y ya nadie osa rechistar ante las agencias publicitarias, los tinglados gremiales, los feriantes y sus patrocinadores, los influencers palurdos y prefabricados… El corporativismo y la sumisión son casi unánimes. Por eso es un gustazo compartir almuerzo invernal en una cochera de aldea y descubrir ahí, entre paisanos risueños, una receta que nunca encontrarías en menús-degustación para gilifoodies, pero tampoco en cartas burguesas o en pizarras de bareto de barriada, e incluso muy difícilmente en una casa particular: frito de carrilleras de cordero. Para seguir descubriendo y gozar a dos carrillos, hay que llegar a lo más profundo de la Mallorca profunda y dejarse de cenas con espectáculo o de experiencias sibaríticas que te dejan con ardor y desplumado. Por eso madrugo y peregrino, en compañía de Tarek Serraj, fotógrafo elegante, disfrutón y excocinero, hasta Cas Concos des Cavaller (Felanitx) al encuentro de Miquel Adrover y su colla de amigotes jocundos.

Miquel Adrover, pastor de ovejas de Felanitx.

El anfitrión ha sido pastor de ovejas (llegó a tener 700 cabezas) y adiestrador de perros. Ya jubilado, hoy sus fieles Xeco y Bosquet siguen ganando concursos de cans pastors en plazas tan competidas como las de Torroella de Montgrí (Girona) o la de Oñati, localidad guipuzcoana que acoge la Champions canina. Tal como advierte el siniestro refrán: «reunión de pastores, oveja muerta», pero para que pueda celebrarse este festín han de haber caído unas cuantas cabezas (de cordero) por la sencilla razón aritmética de que cada animal cuenta sólo con dos mofletes. Para sacar un kilo de carrilleras, hacen falta unos treinta corderos. Una vez se ha hecho acopio de la mejor materia prima, tarea siempre ardua y paciente, lo demás es coser y cantar, ¡pero hay que ponerse! Miquel Adrover arranca de víspera, condimentando la carne con zumo de limón, sal y pimienta negra. A la mañana siguiente, la sofríe en un caldero con aceite de oliva y luego le añade ajos enteros (con piel y que no falten) y unas hojas de laurel. Aparte, fríe patatas cortadas a cantons (como para un guiso) y pimiento rojo. Cuando las carrilleras están confitadas, agrega las patatas con pimientos y deja que se acabe de hacer todo junto, removiendo de vez en cuando. Dos ingredientes que se acoplan especialmente bien a este frito son los esclata-sangs (níscalo local) y las alcachofas. Es un plato de textura melosa, pero la carrillera conserva su mordisco al tratarse de un corte musculoso. Es clave que la carne provenga de corderos de pastoreo (mens de pastura), acostumbrados a mascar hierba, ya que el resultado será más sabroso y tendrá mucho más bocado. Debido a su alimentación con pienso, los animales de granja apenas mueven el bigote y casi no desarrollan mofletes. Son borregos industriales: atrofiados y tullidos. En una isla de servicios, ya sin apenas sector primario, ¿existirán estas recetas dentro de quince años o tendremos que comernos a los turistas? Preparen sus mandíbulas (y carrillos) para la nueva dieta caníbal.

~ LA CESTA TÓXICA DE LA COMPRA

El escarabajo pelotero, insecto en vías de extinción.

Ya estamos acariciando mayo y, si no fuera por el gozoso jirriar de los vencejos, esta sería otra triste primavera silenciosa: ni zumbidos de abejorros o libélulas, ni croar de amigas ranas ni serenata nocturna de grillos… No se avistan mariposas, ni avispas, ni caracoles, ni saltamontes, ni escarabajos peloteros ni otros animalillos que hasta hace poco poblaban los días de nuestra infancia en Mallorca y pronto serán catalogados como criaturas fantásticas. ¿Qué ha sido de lombrices, cochinillas, mariquitas…? Invertebrados y otros bichos queridos han pasado a peor vida y, con ellos, han desaparecido también los pájaros y peces a quienes servían de alimento. El dato es catastrófico: en sólo cuarenta años la biomasa de insectos ha registrado un descenso del 58% y nadie puede negar que la causa principal es el uso indiscriminado de venenos químicos. Es de cajón: a más insecticidas, menos insectos. Citando un estudio sobre el declive mundial de la entomofauna elaborado por el ecotoxicólogo Francisco Sánchez-Bayo, este fue uno de los datos que puso sobre la mesa Koldo Hernández, de Ecologistas en Acción, en la charla inaugural de la XVI Diada d’Agricultura Ecològica, organizada por Apaema. El coordinador del área de Tóxicos de la citada entidad explicó en su ponencia que las normas de uso de plaguicidas son dictadas por los propios fabricantes (todo atado y bien atado) y que en el Estado español se siguen practicando fumigaciones aéreas (prohibidas) de plaguicidas (prohibidos), especialmente sobre plantaciones de arroz y de olivos. Las denominadas «autorizaciones especiales» así lo permiten en lugares como el Delta de l’Ebre o Cazorla y el «secreto estadístico» (otro truquito) posibilita que se escatimen datos sobre su utilización desmedida. Es más, a tenor del reglamento europeo, la prohibición sobre el uso de ciertos plaguicidas no implica que no puedan fabricarse e importarse. En un mundo estúpidamente globalizado, no se hace de rogar el efecto boomerang y los plaguicidas no autorizados en la Unión Europea retornan en forma de residuos a nuestros puntos de venta de alimentación. Un ejemplo atómico: vendemos a los chinos tiametoxan, un insecticida neonicotinoide (por cierto, muy tóxico para la abeja melífera europea), y China nos lo devuelve a través de… ¡las bayas de Goji!, fruto que tuvo su momento de gloria como presunto superalimento para una vida longeva. El absurdo está servido.

Los payeses, primeras víctimas del uso de plaguicidas.

Más datos altamente preocupantes: según Directo a tus hormonas, informe de 2019 sobre análisis de plaguicidas sintéticos en muestras de alimentos, el 44,4% de frutas y verduras contiene restos tóxicos. Actualizando los datos, Koldo Hernández señaló que en 2021 se encontraron restos cuantificables de 51 plaguicidas en uvas y de 17 en manzanas. Muchas de estas sustancias son disruptores endocrinos, es decir, poseen la capacidad de alterar el funcionamiento de nuestro sistema hormonal. Según el ponente de Ecologistas en Acción, los primeros afectados por su uso incontrolado son los propios payeses, los productores que se agachan sobre la tierra para labrar, sembrar y recoger. La presencia de plaguicidas no autorizados en la Unión Europea se debe -explicó- tanto a la contaminación permanente como a su más que probable uso ilegal. Al no interesarle que haya ciudadanos responsables, sino únicamente consumidores sumisos y compulsivos, «la Administración nos impide conocer la composición de tóxicos en alimentos o cosméticos». Dicha información sólo consta en los envases de ciertos cítricos. «La alimentación [saludable] no debería ser un negocio, sino un derecho», afirmó, tal como lo debería ser el derecho al medioambiente limpio aprobado por Naciones Unidas en 2021 (ya estaban tardando con este otro papel mojado). Lo único cierto es que, a día de hoy y perdón por la obviedad, encontraremos más residuos de pesticidas en la cesta de la compra de las clases sociales pobres debido al coste de los alimentos ecológicos. A fin de invertir esa injusta diferencia en los precios, sería el momento de primar decididamente la producción agroalimentaria limpia y de penalizar la tóxica por las externalidades negativas que conlleva en materia de salud pública. Son decisiones políticas que chocan con los intereses lucrativos de la gran industria envenenadora y, por eso mismo, tanto más necesarias.

Cartel de la Diada d’Agricultura Ecològica.

Por su parte, la ponente Mariana F. Fernández, experta en nutrición humana del Centro de Investigación Biomédica de la Universidad de Granada, alertó sobre la creciente aparición de cánceres de mama en mujeres de veinte años -cuando antes no se registraban hasta pasados los cincuenta- debido al adelanto de la pubertad femenina por fallos en el sistema hormonal. El motivo de estas deficiencias, hay que buscarlo en la exposición a compuestos químicos, especialmente los ya citados disruptores endocrinos, que suplantan a las hormonas naturales, bloqueando o distorsionando su acción. Según se recoge en el proyecto de investigación INMA (infancia y medio ambiente), es habitual detectar restos de DDT en análisis de placentas, así como metabolitos de pesticidas en la orina. Dentro de la UE, el Estado español se mueve siempre entre los puestos primero y tercero en cuanto a uso de pesticidas. Su efecto combinado o toxic cocktail provoca, según explicó esta científica, trastornos de tipo neuroconductual que pueden incluir episodios de ansiedad y depresión, así como agresividad, pérdida de memoria o déficit de atención. Los plaguicidas también son responsables del notable aumento de enfermedades autoinmunes, incremento que igualmente se achaca a los compuestos perfluorados presentes tanto en el teflón o capa antiadherente de las sartenes como en un chubasquero impermeable. Pero la principal fuente de exposición son las frutas y verduras de producción convencional, dato que tampoco ha de tranquilizar a los vegetarianos de consumo ecológico, ya que, por poner un ejemplo, se detectan altos niveles de arsénico y cadmio en el arroz. Por no hablar de los metales pesados que se concentran en pescados, sobre todo en ejemplares grandes de especies grasas. Acabo con tres datos referidos al archipiélago, dos pésimos y uno menos malo: Mallorca registra el índice más alto de contaminación de aguas subterráneas por nitratos; la soberanía alimentaria se reduce en la isla a un 15%, cantidad que mengua considerablemente en temporada alta, y Baleares dedica ya un 17% de sus explotaciones agrícolas a la producción ecológica, aunque el aire y el agua no saben de lindes y diseminan los tóxicos sin contemplaciones. Tras la charla, pudimos disfrutar del nuevo catering de Apaema, Ecoteca, con sobrasada ecológica de Son Cànaves y tintos de Can Majoral y Jaume de Puntiró, entre otros productos que podrán degustarse este domingo en Porreres, durante la XVI Diada d’Agricultura Ecològica. ¡Salud y anarquía!

~ EL CARISMA DE LA GAMBA ROJA

La alicantina Susi Díaz, de La Finca y Top Chef, estará en el jurado del II Concurs de Cuina amb Gamba de Sóller.

Pocas criaturas terrícolas tendrán el carisma que emana de la gamba roja, su atávico poder de seducción, esa capacidad para levantar entusiasmos y exclamaciones de elogio. Siempre aparece, cimbreante y esquiva, en el Olimpo de los alimentos más deseados. Visto su don para atraer y fascinar, no es de extrañar que ya se hayan apuntado chefs de ocho comunidades al certamen culinario que le dedica anualmente el Ajuntament de Sóller, municipio mallorquín con puerto, cofradía de pescadores, lonja propia y gamba vermella de aúpa. Cocineros de Canarias, Asturias, País Vasco, La Rioja, Aragón, Comunidad Valenciana, Catalunya y Balears -más los territorios que aún entren en liza- competirán amistosamente en esta segunda edición, cuyo plazo de inscripción finaliza el 20 de agosto. Aún quedan ocho días para presentar receta a través de la página web gambadesoller.es. El concurso ya despertó un gran interés fuera del archipiélago balear durante su primera convocatoria, con un 64% de participación foránea, pero al final el primer premio se quedó en la isla anfitriona: Raúl Linares, del restaurante Voro (2** Michelin), se impuso a sus cinco rivales en la final. El segundo puesto fue para el logroñés Javier Ruiz Marín, de Delicious Gastronomía. Las bases establecen dos premios con dotación económica: 1.500 euros para el ganador y 500 para el subcampeón. Además, los profesionales no residentes en Mallorca tienen cubiertos los gastos de desplazamiento y alojamiento. Este año estará en el jurado la cocinera alicantina Susi Díaz, chef-propietaria de La Finca (Elx) y jurado del concurso Top Chef durante las cuatro temporadas en emisión en Antena 3. Le acompañarán en el tribunal Raúl Resino, experto en cocina marinera y patrón del restaurante que lleva su nombre en Benicarló, puerto castellonense con lonja de pescado; Álvaro Salazar, único chef biestrellado de Balears por su espléndido trabajo en el citado Voro (Capdepera), y Cati Pieras, admirada por el público gourmand gracias a la apetitosa y laboriosa cocina que sirve en DaiCa (Llubí, Mallorca). Entre los cuatro chefs, suman una cosecha de cuatro estrellas Michelin y seis soles Repsol. Completa el cartel Lourdes Plana, presidenta de la Real Academia de Gastronomía. Ellos serán los encargados de evaluar los seis platos finalistas el próximo lunes 19 de septiembre en el rooftop del restaurante Suculenta, sin duda el mejor mirador sobre la bulliciosa y acogedora bahía del Port de Sóller.

~ ROJA Y SIN ESPINAS: ¿QUÉ ES?

Un momento de la final del I Concurs Internacional de Cuina amb Gamba de Sóller.

Pocos serán siempre los honores que se le hagan a la esbelta y jugosa gamba roja. Si hay un divo en la Tierra (del elemento tierra), éste es sin duda el jamón ibérico, que acostumbra a posar orgullosamente en el photocall del Olimpo gastronómico junto a la diosa roja del mar: la vedette y el bellotero. Cada uno del ámbito natural que le es propio, y ambos del reino animal, son dos manjares de calidad superior y que apetece comer en todo momento. Más de un vegano me ha confesado que sólo peca -al menos dos veces al año- con este par de invencibles tentaciones. ¿Quién podría resistirse a nuestra gamba rayada?

Logotipo del concurso culinario con gamba roja.

Esgrimiendo su escepticismo y sorna habituales, el escritor Josep Pla dejó escrito que la popularidad de los crustáceos se debe al hecho de carecer de espinas. Un simple detalle anatómico que, por lo visto, debe relajar a la mayoría de comensales, sobre todo a aquellos más vagos y melindrosos. O poco diestros con la lengua, entre cuyas misiones está la de detectar (y retirar) objetos punzantes no deseados. Sea como fuere, en la localidad mallorquina de Sóller se rinde merecida pleitesía a la gamba vermella con un concurso de cocina para profesionales que este año celebra su segunda edición: el consistorio solleric abrió ayer el plazo de inscripción a través de la página web del certamen, cuya final se celebrará el lunes 19 de septiembre. Una buena forma de hacer justicia (con la gamba) y de promocionarse internacionalmente como destino gastronómico a través de la propia despensa. Chapeau!

El francés Kristian Lutaud y Ricard Camarena formaron parte del jurado de la primera edición.

Además del maestro catalán, otros literatos de buen diente han afilado su ironía a la hora de hablar de gambas y mariscos varios. En Comer y beber a mi manera, el castellonense Manuel Vicent dice que no hay mejor aperitivo que «media docena de gambas hervidas con agua de mar, servidas frías y acompañadas de una cerveza helada o un vino blanco del Penedès». Para ejemplares grandes, el tiempo de cocción no ha de superar los dos minutos. Como habrá observado quien haya visitado los barrios señorones de Madrid, el marisco goza de gran predicamento entre ejecutivos y ociosos de alta alcurnia: «En las marisquerías de moda -escribe Vicent- los empresarios que acaban de cerrar un negocio redondo saludan a sus amigos con una cigala en la mano». Según sigue contando, lo mismo hacía, pero con sus enemigos, el dramaturgo fascista Alfonso Paso, quien agitaba crustáceos para aventar el éxito de sus tontas comedias y sembrar la envidia entre los parroquianos bohemios del café Gijón. En El banquete del mar, el gastrónomo valenciano Lorenzo Millo carga contra esa «invención diabólica» llamada cóctel de gambas, «condumio nefasto» en que «la baja calidad de los mariscos empleados» trata de enmascararse gracias a la socorrida salsa rosa. No creo que veamos mucho kétchup en el concurso culinario con gamba de Sóller, cuya primera edición ganó Raúl Linares, jefe de partida del biestrellado Voro. El nivel de los platos finalistas estuvo a la altura de esa dama de rojo a la que atosigan sin reparos tantísimos pretendientes, incluyendo veganos laxos.

Raúl Linares recibe el premio de manos de Lourdes Plana, presidenta de la Real Academia de Gastronomía.

~ ESPARRAGUEANDO EN LA CITY

Los magníficos espárragos de Tudela que sirve el restaurante Toque.

Mayo ha vuelto a ser el mes de los trabajadores, de las flores, de María (virgencita, virgencita: que me quede como estoy), de las moras de árbol, del garbanzo verde y del espárrago blanco. Me confieso devoto (hoy se diría «muy fan») de este último ingrediente, al que me aficioné durante mis años en Holanda, donde constituye uno de los cuatro orgullos patrios, junto con el tulipán, Johann Cruyff y el arenque crudo. Allí la temporada empieza oficialmente el 30 de abril, Fiesta de la Reina, y se cierra por Sint Jan, el 24 de junio, más o menos como por estos lares. El drama es que los calores llegan cada vez antes y la temporada se va acortando año tras año. Con mucha suerte, aún nos quedará una semana para disfrutar de este manjar de primavera que aconsejo tomar tibio y con la yema sólo tocada por el vapor. Para ello, hay que hacer atadillos y cocerlos verticalmente (con el recipiente tapado) a fin de no sumergir las puntas. El objetivo es que queden -tal como recomienda Paul Bocuse en La cuisine du marche- «tiesos y crujientes». Reseño a continuación cuatro exquisitos platos con espárrago fresco que he tenido ocasión de gozar en Palma este mes de mayo:

A la flamenca, de TOQUE. Según calibre, el cocinero Claude Monti cuece entre 8 y 12 minutos los imponentes espárragos navarros que le suministra directamente Gustavo Blanco desde Tudela. Los pela dos veces y corta hasta siete centímetros de tallo para suprimir la parte más fibrosa (aprovecha los recortes para elaborar cremas frías). Quedan enteros, pero perfectamente masticables: al punto exacto. Pone ración de cuatro unidades à la flamande, receta sencilla a base de mantequilla, huevo duro y perejil, en su caso también con picatostes (los holandeses suelen enriquecer esta fórmula con unas lonchas de jamón cocido). Es una de las sugerencias fijas de todas las primaveras en este restaurante de El Terreno. Para que resuene el elegante toque amargo de los espárragos, una Chouffe 40 ans, edición especial, algo más lupulada, de esta rubia belga. C/ Federico García Lorca, 6

Al gratén de queso azul con huevos fritos, de JAI-ALAI. Tal vez el plato más gozoso y plebeyo de estos cuatro, por la combinación de sabores, sea esta adaptación del entrecôte alla Bismarck, que se corona con un huevo frito. En este caso, dos huevos sobre cinco espárragos al dente de la casa navarra Dantza: una ración espléndida. El cocinero Sandro Bruni (exchef del hotel Barceló Nervión, en Bilbao) les da diez minutos de hervor y deja que se enfríen en el agua de cocción. Los cubre con la cantidad justa de queso azul, los acaba al gratén en salamandra (o con soplete) y completa el plato con los huevos y unas escamas de sal negra (carbón vegetal). Entre bocado y bocado, para resetear el paladar, traguito de sidra Bereziartua, casa de Astigarraga con mucha solera: una bebida que aquí se acopla a la perfección. En esta casa de comidas de Santa Catalina también ponen los espárragos fríos y con dos salsas: vinagreta y rosa. C/ Fàbrica, 59

Con pipián de calabaza, de STAGIER. El cocinero chileno Joel Baeza consigue espárragos blancos frescos de Tudela a través de la casa catalana Petràs. Aprovecha sólo las puntas, que cuece ocho minutos en agua con sal y un poco de aceite para enfríar enseguida con hielo y cortar bruscamente la cocción. Los acaba con un golpe de brasa, al kamado, y los sirve troceados (sólo yemas y parte alta) sobre una sedosa y exquisita salsa pipián verde elaborada con semillas de calabaza, espinacas, tomatillo y jalapeño. Remata el plato con las mismas pipas fritas con sal de chiles y ajos, unas hojitas de cilantro y un pellizco de ceniza de cebolla quemada. Los espárragos llegan al plato con un mordisco tierno, pero no blando. El maridaje se queda en Mallorca gracias al Chardonnay Roure Selecció Especial 2018, monovarietal con diez meses de barrica elaborado por Vins Miquel Gelabert. C/ Espartero, 11

Con mantequilla Café de París, de ERRANTES. No es un restaurante, sino el proyecto personal de Pablo Armando Aranda, chef de Es Príncep, y David Díaz, maître de Can Ferrereta, con la colaboración especial de Josep Juhé, sumiller de Zaranda. Una vez al mes ofrecen una cena temática en petit comité y en un lugar secreto que va cambiando. En mayo, menú dedicado a las flores con un espárrago acompañado de mantequilla Café de París, pétalos de rosa y crumble de café. El producto le llega desde Navarra -a través del distribuidor Ismael Cuenca e Hijos- y lo trabaja a la alemana: cocción suave de 6-7 minutos en un caldo hecho con las peladuras de los espárragos, mantequilla y sal. Los espárragos cocidos se conservan en el agua de cocción, que también se aprovecha para la especiada salsa Café París, delicia con más de 50 ingredientes. En la copa, Barros de Cecili, de Can Vidalet, monovarietal de prensal con ocho meses de ánfora.

 

~ DESENFRENO LEGUMINOSO

Las legumbres locales, protagonistas del 1 de Març.

Soy poco propenso a dar consejos, pero hoy tengo uno al que no me puedo resistir: ¡lentejas con arroz! Comer lentejas con arroz (o con fideos) quiere decir alimentarse en casa, cocinar para la tribu, nutrirse bien y, sobre todo, tirar de aprovechamiento. Lo que se ha hecho con el pote de toda la vida, vamos. Ante el sombrío panorama de precariedad -distópico y belicista- que se nos ha echado encima, no es mala idea ir haciendo acopio de legumbres, patatas y cereales. En cualquier momento, te lanzan otro virus de diseño, otro plan salvaje de recortes, otro petardo nuclear… Eso no quiere decir que haya que parapetarse en casa, sino todo lo contrario. Cuanto más se visite el mercado y el pequeño colmado de abastos, mejor. La hostilidad se combate con desenfreno vital y callejera promiscuidad. No les sigamos el juego de la distancia interpersonal, del recelo mutuo, del pánico que te aísla y te hace huir: esa estúpida televida a que nos abocan. Desconfío de todo lo que empieza por tele: teletrabajo, telefonía (móvil), televisión, teleducación, telemedicina (culmen del Nuevo Absurdo Mundial), teletipo, telepizza, teledirigido… Si abusas de ese prefijo, que significa ‘lejos’, puede darte un telele. Razón de más para sacudirse la angustia, abandonar la parcelita y salir al encuentro… de la legumbre: el martes 1 de marzo AJONEGRO, en colaboración con Tres Serveis Culturals, vuelve a la vida off-line (la única existente) con la cuarta edición del evento gastronómico del Dia de les Illes Balears, dedicado en esta ocasión a las legumbres de variedades locales: Quatre cuinats, quatre illes. Los cocineros participantes y la organización han querido dedicar este encuentro al añorado cocinero Fabián Fuster, que falleció la semana pasada.

Matthieu Savariaud guisará alubias palaueta.

Como cada año, será un sarao interinsular (¡y presencial!) con cocineros de las cuatro islas. En representación de Formentera, Sara Valls, del restaurante Janis (hotel Five Flowers), guisará un potaje vegetal con pèsol blanc (guisante blanco) y alubia de pasta reial. El menorquín Joan Bagur, de Rels, se marcará unos guixons (judías de careta o fesolets d’ull negre) con costilla de cerdo y calabaza. De Eivissa se apunta Matthieu Savariaud, del bistró Es Terral, que combinará unas alubias de la variedad palaueta con patata vermella ibicenca y col pagesa. Y por la isla anfitriona, el mallorquín Pau Navarro, chef del bar Mercat Negre, pondrá una fava parada de barca: como el tradicional puré de habas secas pero con pieles de congrio y otros pescados grasos en lugar de porquim. El festín leguminoso tendrá lugar en el garage gastronómico Clandestí (Guillem Massot, 45 – Palma) de doce del mediodía a cinco de la tarde y la media ración de cuchareo costará 6 euros. Para alegrar el ánimo en la medida de lo posible, habrá vinos de las cuatro islas servidos por copas. Y ya que hablamos de faves, no está de más saber que en el siglo XVIII los monjes dominicos de Mallorca se alimentaban de legumbres 184 días al año y, al menos en el convento de Lloret, prácticamente cada tres días les tocaba comer habas, según el historiador Onofre Vaquer. El arroz ocupaba el segundo lugar en su ranking dietético y más de una vez al mes la olla de faves amb arròs perfumaba el humilde refectorio. Tomemos ejemplo -en tiempos tan inciertos- de su sabia frugalidad.

Cartel del evento gastronómico del Dia de les Illes Balears.

 

 

 

~ GAMBA Y ‘ESTRELLA’ ROJA

Lourdes Plana y Maca de Castro, en rueda de prensa.

La gamba vermella desfilará sobre alfombra roja y entre estrellas rutilantes el mes que viene en el puerto de Sóller. Pocos ingredientes como este crustáceo provocan tantas adhesiones culinarias y han sido objeto, en los últimos años, de tal dedicación por parte de inspirados cocineros, desde Bittor Arginzoniz a Kiko Moya, por citar dos estilos y latitudes distantes. Hoy se ha dado a conocer la composición del jurado del I Concurs Internacional de Cuina amb Gamba de Sóller, que suma cinco estrellas Michelin y siete soles Repsol. Además de la presidenta de la Real Academia de Gastronomía, Lourdes Plana, formarán parte del tribunal los cocineros Maca de Castro, Ricard Camarena, Kristian Lutaud y Josef Sauerschell. Las dos primeras estuvieron en la rueda de prensa celebrada ayer en Palma para promocionar el certamen, que tendrá lugar el lunes 20 de septiembre en el puerto deportivo Marina Tramontana y, por enfocar con más precisión, en la azotea del restaurante Suculenta, con vistas panorámicas a la bahía sollerica. Una cita auspiciada por la concejalía de promoción económica del Ajuntament de Sóller y que vincula territorio, sector primario, cultura local y placer gastronómico. La inscripción, de carácter gratuito, permanece abierta hasta el 20 de agosto a través de la web del concurso, cuya organización corre a cargo de Aina Pons (Tres Cultura), que lleva la coordinación técnica; Kiko Martorell (Can Boqueta), responsable de la logística culinaria, y quien esto firma, Andoni ‘Ajonegro’, como director gastronómico.

El valenciano Ricard Camarena estará en el jurado.

Con dos estrellas Michelin -a las que este año suma la Estrella Verde- y tres soles Repsol, Ricard Camarena acaba de recibir el premio como Cocinero del Año en la última edición de Madrid Fusión, congreso que ya le distinguió en 2006 como Cocinero Revelación. El chef valenciano empezó alquilando el bar de la piscina de su pequeño pueblo natal, Barx, y muy pronto se convirtió en el mejor intérprete (iba para músico) de la síntesis entre vanguardia y raíces. Un binomio que también ha marcado la evolución de Maca de Castro, representante de lo que ella define acertadamente como «cocina mallorquina libre» y cuyo restaurante del Port d’Alcúdia es el único de Balears con tres soles en la guía Repsol. En el otro extremo de la isla (y del estilo culinario), Josef Sauerschell ostenta la estrella hoy más antigua del archipiélago: la viene defendiendo desde 2003. Maestro-artesano reconocido por todo el sector, este chef alemán inauguró en 1985 los fogones de La Residencia, hotel de Deià donde gobernó 15 años. Y a sus 66 sigue acudiendo todos los días a su taller de Es Racó des Teix para ofrecer una cocina académica y sólida, esto es, armada con profundo conocimiento del oficio y producto siempre a la vista. Tampoco podía faltar en el jurado un representante francés por la vinculación histórica de Sóller con el país vecino a través de la emigración y el comercio marítimo. Un dato: a finales del siglo XIX había 43 restaurantes regentados por sollerics sólo en la ciudad portuaria de Marsella. Será un referente internacional: Kristian Lutaud, natural de Lyon y cocinero de El Bulli durante cinco años, primero como segundo de Jean Paul Vinay y después compartiendo jefatura con Ferran Adrià. Un jurado de altos vuelos y altos gorros, tal como se merece la pequeña reina de los mares… y de los manjares.

~ INTERIORES DE MENORCA (I)

He viajado a Menorca como solía hacerlo hace años, en solitario y justo antes de la eclosión tribal de Sant Joan: a contrapelo. Visto lo visto en el noticiero (gregarismo infantiloide), me temo que he vuelto a acertar. También con el enfoque, ya que he dado prioridad a los productores, auténticos protagonistas de la gastronomía entendida en sentido amplio y no como mero hedonismo foodiemarujil. Aquí está el top-twelve de mi exploración tierra adentro en doce postales:

Joan Pons, ganadero y payés de Torralbet.

‘Chuletones’ de cordero madurado. Muy cerca de la ermita de Sant Joan de Missa, en el lloc de Torralbet, Joan Pons sigue labrando con ayuda de un mulo, un arado tradicional y toda la calma del mundo. Ahora anda en plena estivada (huerta de verano) junto a su compañera, Maria Antònia Taltavull, a quien encontraréis los sábados en su puesto del Mercat de Ciutadella. Están rumiando la posibilidad de comercializar unas suculentas costillas de cordero con un mes de maduración. Tuve la suerte de probarlas en primicia y puedo adelantar que los cocineros se las quitarán de las manos. Además, elaboran queso de vaca roja menorquina y sobrasada y carn-i xua (magro y dados de tocino) de cerdo negro.

Xavier Solano, del celler Sa Forana.

Viñas de Sant Climent. A ese cordero de Torralbet seguro que le iría al pelo el chardonnay con paso por bota de Sa Forana. Estuve bebiendo y conversando con Xavi Solano en su casa encantada de las afueras de Sant Climent, entre libros de cocina y viñedos. No nos limitamos a catar (¡qué  aburrimiento!), ya que los fermentados de este celler están hechos para pimplar relajadamente mientras se arregla el mundo sin arreglo. Tiene uno de los vinos que más me gustan de Menorca: Sa Forana 2017, un crianza especiado, pero fresco, con predominio de cabernet. Xavi regentó en 1983 el restaurante Alfàbrega, aventura de la que no hay ni rastro de rastro en la red. Nos acordamos de la añorada restauradora Pilar Pons, carismática y sensible hasta la médula. Y nos reímos un rato de Torquemada Marchena, bobo con piel de cordero.

El arrocero y cervecero Vicent Vila.

La cerveza megalítica. También en Sant Climent, me paré a lubricar el gaznate con Vicent Vila, arrocero en Es Molí de Foc y cervecero en Grahame Pearce. Probé su nueva Talaiòtica, que viene a ser casi una infusión fría (con poco gas) por su herbáceo bouquet: artemisa, manzanilla, tomillo, romero… y una pincelada de miel para equilibrar. Es como beberse el paisaje sobrio y asilvestrado de Menorca. El hallazgo de restos de cereales en vasos de cerámica de fondo alto (del hipogeo talayótico de sa Mola, Alaior) ha inspirado la creación de esta cerveza balsámica y megalítica. Por cierto, muchas felicidades a Vicent y a su hijo, Roger, por el aniversario de este taller cervecero, que acaba de cumplir y celebrar con buena música sus diez primeros años de gas.

Clara y Toni Salord, del celler Binitord.

Un vermut de campo. Otro trago que condensa los aromas del campo menorquín es el elegante vermut con base de uva tinta del celler Binitord. Lo elaboran Toni y Clara Salord, padre e hija, con el concurso de 28 botánicos entre los que destacan la manzanilla, el romero y el hinojo. Compartí un ameno aperitivo con ellos bajo el entoldado de su celler de Ciutadella. Enfrente, viñas en todo su esplendor verde y xorics o cernícalos, que han adoptado a modo de espantapájaros (comepájaros, en este caso). Disfrutamos de otro de los grandes tintos de Menorca: el sutil y afable Ciutat de Parella 2016, un coupage con 22 meses de barrica. Toni empezó junto a Joan Sintes en 2002 porque ambos eran grandes aficionados al enoturismo. Y ahora Clara, formada en ingeniería agroalimentaria y enología, sigue la estela con entusiasmo. En el horizonte, la progresiva metamorfosis hacia modos biodinámicos.

 

 

 

~ CON LA GAMBA POR BANDERA

La gamba roja de Sóller, manjar de Mallorca.

Si tuviera que llevarme tres manjares de Mallorca a una isla desierta, sin hooligans ni hoteleros, estos serían la sobrasada payesa (libre de sellos o etiquetas oficiales), la mantecosa y crujiente ensaimada de horno de pueblo y, como ingrediente no tocado, la insuperable gamba roja. Junto con unas lonchas de buen jamón de bellota, la gamba es de los contadísimos productos que siempre querría llevarme a la boca, tanto aliñada mínimamente en crudo como sometida a una cocción de segundos. Parafraseando a Juan Ramón Jiménez (y que mi admirado poeta tenga a bien disculparme), podríamos exhortar con esta exclamación a los cocineros mediocres: «¡No le toques ya más, / que así es la gamba!». Bromas líricas aparte, el Ajuntament de Sóller, a través de su concejalía de Promoción Económica, Turismo, Agricultura, Ganadería y Pesca (¿no será mucho?), acaba de convocar la primera edición del Concurs Internacional de Cuina amb Gamba de Sóller, feliz iniciativa que, a toro pasado, parece increíble que a nadie se le hubiera ocurrido organizar antes. En fin, nunca es tarde… La cita será, si el covid ya lo permite, el lunes 20 de septiembre de 2021. El objetivo de este evento, pionero en Baleares, es posicionar el municipio mallorquín como destino gastronómico puntero en el cada vez más competitivo Mediterráneo. Y vista y testada su incuestionable calidad, nada mejor que valerse del alimento más distintivo y sobresaliente para promocionarse por esos mundos turistizados. La prueba de concurso será pública, se celebrará en el Port de Sóller y contará con un jurado formado por cocineros y gastrónomos de prestigio. La iniciativa, de periodicidad anual y ámbito internacional, está dirigida a todos los cocineros laboralmente vinculados a empresas de restauración, centros de formación en hostelería y otras entidades relacionadas con la gastronomía. Las bases del certamen establecen dos premios con jugosas dotaciones económicas: 1.500 euros para el ganador y 500 para el segundo clasificado. Los cinco miembros del jurado deberán evaluar las recetas finalistas según sabor (10 puntos), elaboración (10), tratamiento de la gamba (10), originalidad (5) y presentación (5). Como actividad complementaria, y a fin de animar el ambiente, se prevé desarrollar una muestra de vinos de la Serra de Tramuntana. Además, siempre según fuentes municipales, se implicará en el evento a los restaurantes del municipio para que participen en este festín crustáceo con menús y platos especiales durante el fin de semana previo. Sobre todo de cara al otoño, toda iniciativa será poca… y muy bienvenida. Vaya aquí nuestro deseo de que la interminable pandemia se supere a tiempo y no dé al traste con la ambición de esta inspirada apuesta gastronómica.