Archivo de junio 2013

~ MIQUEL JULIÀ: ALTA COCINA DE BARRIADA

Un retrato firmado por Miquel Julià.

Un retrato ‘de mercado’ firmado por Miquel Julià.

Le he visto muchas veces en plena acción por las calles de Palma, con la mirada a punto y el gesto bien engrasado. A la que salta, pero no a la defensiva. Miquel Julià se encara con el instante, lo cita y dispara como quien se juega la vida. Se ha jugado, además, más de un guantazo, pero hasta el momento ha salido indemne, siempre con su pequeño botín de realidad colgado del hombro e inmediatamente olvidado. Tiene estrella. Esta noche inaugura Menjamiques, una exposición de contenido sociogastronómico, en la galería Fran Reus. Será uno de los platos del festival PalmaPhoto, bien orquestado por Fernando Gómez de la Cuesta. La de Miquel Julià, es una gastronomía pequeña, cotidiana, de bares de menú, escenas de mercado, comensales solitarios, parroquianos devotos, comedores de migas y migajas, transacciones a base de céntimos, antros donde aún se fía… Una gastronomía de cuartos, de dos perras, de a diez duros. Sin campanillas ni sumilleres. Sin aspavientos. Desde AJONEGRO estaremos arropando su insaciable mirada, en lo que será nuestra primera acción offline, tras un año y siete meses de vida. Y lo haremos presentando las delirante sobrassadèliques de Cesc Reina, maestro de los oficios de la carne y cocinero intermitente. Un genio de la gastronomía gamberra sobre quien ya hemos contado cuatro cosas en este blog. Sus sobrasadas locas nunca tendrán DO. El menú va que ni pintado con el imponente fresco que Tià Zanoguera, otro de los comensales de este festín colectivo, se ha marcado en la pared del fondo. Mireia, de Can Majoral, nos pondrá más de un vino, tal vez alguno de ellos prohibido. Richard Piccone, del Forn de la Missió, abundará en la sobrasada con sus crujientes cremadillos. AJONEGRO aporta también sus pintxografitos, una serie de disparates gastronómicos (no comestibles), caligrafiados e ilustrados por Flavia Gargiulo. Y la fotógrafa Maria Romagosa nos regala un divertido y brillante retrato de Miquel Julià, ávido fotoadicto a la alta cocina de barriada. Fran Reus pone la ironía y la paciencia, que no es poco.

~ ELOGIO DE IÑAKI SARRIEGI

'Construcción vacía, escultura de Jorge Oteiza en el Paseo Nuevo de Donostia.

‘Construcción vacía’, escultura de Jorge Oteiza en el Paseo Nuevo de Donostia. Fuente: ketari.nirudia.com

Días de luto y de silencio en AJONEGRO por la muerte de Iñaki Sarriegi, peskaterobon vivant (de barrio) y una de las personas más populares de Donostia. Mi tío fue quien, junto al cocinero Juan Romero, más me animó a meterme de lleno en el periodismo gastronómico. Juan Mari Arzak, a quien servía pescado, le destacó como uno de sus proveedores más queridos en un reportaje publicado hace cinco años por la revista Room y le definió como «un verdadero artesano de la pescadería». Le recuerdo esperando hasta medianoche a que sonara el teléfono, en el sofá de casa, para garabatear el pedido. Ahora le sigue abasteciendo su hijo Ion, que ha aprendido el oficio y sigue con el puesto fundado por mi abuela en el mercado de La Bretxa. Recuerdo también muchas comidas junto a él y lo mucho que me ayudó durante mi etapa como inspector de Gourmetour. Estuvimos juntos en Mugaritz, Miramón-Arbelaitz, Xarma, Lasa, Ibai, Bedúa, Zelai-Zabal… Y más de una vez en su favorito, el asador Elkano, de Getaria. Por  su carácter jovial y bondadoso y por su vinculación a la Real (fue ojeador, defensor de la cantera y delegado de campo durante 18 años), tenía amigos en todos los pueblos guipuzcoanos y más allá de la provincia. Peregrinamos también hasta otra parrilla de champions, esta en la Bizkaia profunda: el asador Etxebarri, en el hermoso valle de Atxondo, donde compartimos una memorable ración de angulas a la brasa. Ahora regreso del País Vasco, con gran pena, leyendo un libro sobre oficios tradicionales, entre ellos el de angulero. El autor, Carmelo Urdangarin Altuna, escribe también sobre los fabricantes ambulantes de macarrones y fideos. Oficios y costumbres que se pierden, como el de potear en cuadrilla de bar en bar. Mi tío ha sido uno de los últimos txikiteros de a diario, en sesión de mañana y tarde. Le apodaron el Chato debido a que lucía una buena matrícula (véase nariz) y no podía beber sino en los anchos vasos de sidra. Uno de los ramos fúnebres ha llegado, precisamente, de parte de sus colegas y santos bebedores de la Parte Vieja donostiarra, la Sasetako Koadrila (cuadrilla de Saseta), nombre que hace honor a los batallones de combatientes vascos que lucharon en Asturias contra las tropas fascistas. Las cenizas de Iñaki Sarriegi acabarán disueltas entre las olas bravas del Cantábrico, pero su recuerdo no naufragará mientras sus muchos amigos sigamos en la pelea… ¡Muera la muerte!

~ MUCHOS PLATOS Y UN SABOR

Moras de árbol.

Moras de árbol.

Durante el segundo trimestre del año suelen agolparse los compromisos de trabajo en forma de comidas, tentempiés y comilonas variadas. Se presentan vinos, se arranca la temporada, se estrenan establecimientos… Y la agenda culinaria se pone al rojo vivo. En tres meses, desfilan ante el gastrónomo decenas de platos, cientos de ingredientes, infinitas combinaciones de sabor: pichón con salsa de almendras cocinado por Arsenio Fuentes, profesor de la Escola d’Hoteleria; cigala con sobrasada de mar, un falso y delicioso embutido creado por Macarena de Castro a base de cabezas de gamba; ravioli de aceite relleno de negret con yogur de tomate de ramellet, pincho de Igor Rodríguez ganador del concurso OleoTapa; coca de cebolla y romero de La Coqueria; guiso de rabo con puré de patata trufado con trufas de Son Jaumell, predio donde asienta sus reales Andreu Genestra; ostras con sangrita mexicana en compañía de Santi Taura, chef y anfitrión del Urbà; rolls de atún picante con sake carbónico en el flamante Arume del Mercat de Santa Catalina… Y mejorando lo presente, el imponente arròs brut que preparó al fuego el maestro Pere Pixedis en la bodega Ribas y los suculentos caracoles a los que me invitaron las hermanas Solivellas en su casa de Caimari, cocinados por su madre, Catalina Rotger. Cati, la actriz, se arrancó a cantar acompañada a la guitarra por Joan Bibiloni. ¿Se puede pedir más? Pues bien, todo eso -incluyendo las canciones- estaba realmente sabroso, pero nada podrá superar para mí, a estas alturas de primavera, el sabor de una fruta: la mora de árbol. La busco obsesivamente cada año, en cuanto noto la entrada del calorcito… Y este año la encontré en un lugar inesperado: el patio de la galería de arte Fran Reus, en el centro de Palma. Era nigrum (morada) y estaba en el suelo. Aterrizó allí desde la morera de un patio vecino. Como cada junio, un manjar que me supo a infancia, a gusanos de seda, a abuelos, a mar y a castos amoríos de verano. En la Fran Reus, justamente donde AJONEGRO celebrará su primera acción offline el jueves 27 de junio. Llegó la hora de desvirtualizarse.