~ LOS DIEZ DE AJONEGRO EN 2017 (y II)
JARDÍN. Aunque muchos se cuelguen la etiqueta de creativos, resulta muy arduo encontrar una cocina realmente original, única: de autor. Maca de Castro sí puede presumir de un estilo propio, suficientemente personal y arriesgado. Pocos chefs son capaces de expresar tanto con tan poco y sin salirse de la despensa de Mallorca. En los dos últimos años ha incorporado ingredientes inéditos en la restauración: leche de yegua, bellotas, espigas verdes de trigo xeixa, almendrucos, salado blanco, brotes de tomatera… La capacidad de síntesis es otra de las cualidades de una cocina tan intensa como delicada: leche de cabra ahumada, huevas de sepia y guisantes; pieles y ventresca de morena con garbanzos y cacahuetes; caballa con yogur de almendra y moras de árbol, o postre de pino y piñón. En el Port d’Alcúdia.
MON. Tuve el honor de presentar al menorquín Felip Llufriu, así como a Santi Taura, en la última edición del Fòrum Gastronòmic de Girona, adonde acudieron como embajadores de la nueva cocina balear. En el caso del patró-cuiner de Mon, no hay apego al recetario tradicional, pero sí al producto local de temporada y al paladar mediterráneo. Llufriu volvió a su isla natal tras una larga estancia en Catalunya, donde ejerció como jefe del Roca Moo, dirigido por los hermanos Roca. Ingredientes del entorno y modos de elaboración académicos se alían para crear una cocina sabrosa y de apariencia sencilla: arroz seco de conejo y espardenyes, raya en caldo de cuixot (embutido porcino); pichón con arròs de la terra (trigo). En la pulcra Ciutadella.
RE.ART. ¿Por qué no dar buena cocina en un ambiente de taberna bulliciosa? Así lo decidió David Reartes y todo ha sido abrir y triunfar. La novedad dura ya cinco meses y con llenazos diarios. Su cocina se mueve entre la tradición púnica (alcachofa con emulsión de garum) y lo internacional-cañí (la patata brava). Había hambre de un garito así en la capital ibicenca, un lugar donde tomar -en barra o mesa- desde un espléndido salmonete asado en horno de brasa hasta unos canelones de cordero al carbón o un humilde huevo pochado con puré de patata y sobrasada. Reartes acaba de ganar la I Ruta-concurs de Cuina Púnica i Romana con un delicioso guiso de garbanzos, peus de porc y calamares. En el epicentro de Vila.
SA ROQUETA. Quienes buscan cocina marinera suculenta y elaborada con producto insuperable, ponen rumbo al Portitxol. Allí, en su pequeño camarote de Sa Roqueta, el capitán Serapio les guiará hacia los plácidos mares del sabor. Algunos de los mejores arroces de Mallorca se concentran aquí, como el meloso de gambas rojas, calamares y espardenyes. Sobresalientes, también, sus binomios de legumbres y marisco: sepia con garbanzos, gambas con pochas, lentejas salteadas (en paella) con bogavante gallego (más cigalas, gambas, bivalvos varios y lo que caiga). Cocinan Nieves Carbonell y José A. Vilanova. En el Portitxol.
SMOIX. Miquel Sánchez hace cocina de mercado porque va siempre al mercado y alterna con los productores locales, cómplices necesarios para cualquier chef que se precie. De ahí salen los platos de temporada, como el pescado de roca en papillote de col con velouté de verduras asadas o el revuelto de boniato, cebolla tierna y yemas de erizo. Entre sus clásicos, fuera de estación: los raviolis de cigalas o de butifarra y verduras, los canelones de carne rustida o el guiso de judías, sepia y albóndigas (afloran sus raíces catalanas). Más reciente, las exquisitas lentejas beluga con gambas frescas y crema de puerros. Elaboraciones siempre gustosas y con instinto salsero. En la coqueta Ciutadella.