Archivo de diciembre 2021

~ MARTÍN GARROTETEGUI AMARRA EL ALASKA

El popular Alaska, en la milla de oro palmesana.

El chef multimarca Martín Garrotetegui acaba de firmar el pelotazo del siglo al amarrar la concesión del Alaska, bar-kiosco de perritos ubicado en plena milla de oro palmesana. Gran noticia para la parroquia foodie, que ya había lanzado la voz de alarma ante los rumores sobre el desmantelamiento de este popular chamizo de comida callejera. “Nos opondremos con plumas y dientes a que derriben el Alaska y el cipote patrio de sa Feixina”, ladró un expublirreportajista borbónico y cocainófago de la pseudoprensa local. “¡Nuestro amado Alaska no se toca!”, rebuznó una célebre influencer cocinillas con más seguidores que luces. “Debemos defender las plazas y los símbolos que, como el Alaska, contribuyen a cohesionar nuestra sociedad”, mugió un sesudo columnista que no movería un dedo ni por su anciana madre. “L’Alaska és la Seu de la nostra veritable gastronomia!”, maulló el abanderado de la cultura autóctona y populachera para guiris. Pues eso, que se iba a liar muy, pero que muy parda… y en eso llegó Martín. El contrato de explotación es para cinco años, periodo tras el que se revisará el acuerdo de cara a una posible prórroga. La decisión dependerá de las previsiones científicas sobre el supermeteorito –cuya visita está prevista para 2027– y el megatsunami, todo eso si las farmacéuticas no acaban antes con todo perro pichichi, ¡que ahí sí que hay garrote, leñe!

El clásico perrito seguirá en carta.

Sin perder del todo su querida esencia mugrienta, el nuevo Alaska by Martín ofrecerá como gran novedad un surtido de crujientes garrotines de autor: de anguila ahumada y txistorra, de liebre y boniato, de pichón con pepinillos… Combinaciones inspiradas en platos clásicos del maestro garrotero. Los suecos estarán la mar de contentos, pero los vecinos del centro histórico (los cuatro hidalgos que quedan) ya han mostrado su preocupación y preparan una recogida de firmas para reclamar que no se sacrifique el hot dog mondo y lirondo con sus pringosos biberones de kétchup y mostaza (a 3,10€). Según fuentes fideindignas del Grupo Garrotetegui, el celebérrimo chef también estrenará un nuevo apartado de burgers creativas con guiño al recetario local: de conejo con chalota, de pica-pica de sepia o de lengua con alcaparras, todas sobre su buen lecho de cebolla al caramelo de piñones de Tafalla: fusión euskobalear. La joya de la corona será la Txuleburger, doble hamburguesa de tartar de txuletón sobremadurado (a punto de podredura), sólo para las narices más osadas y los bolsillos más anchos: a 58 pavos. Si se pide la variante premium, enriquecida con foie y vitamina D, la estocada se va los a 88: ¡garrotazo vil!

Detalle del kiosco que explotará Garrotetegui.

A fin de evitar revueltas ciudadanas, se mantendrán las patatas fritas, pero ahora tendrán que competir con las nuevas ‘patatas bravuconas’ y su fogosa salsa de piparras. Además, el cliente dispondrá de un surtido de aliños para su elección: allioli de gilda, holandesa de marmitako, moje de vizcaína (con pimiento txoricero), vinagreta de sidra con brunoise de reineta, mahonesa al refrito de ajos… Como novedades, el pepito vegano (de heura sostenible y solidaria) y los toppings, disponibles tanto para hamburguesas como para perritos: escamas negras (de cebolla y tinta), caviar de sobrasada, migas crujientes de ceps encurtidos, minicanicas de botifarró… ¡y muchas más fruslerías! Y en homenaje a El Txotxo de Martín, local abierto este año en Palma por el líder garrotero, al fin habrá postre en el Alaska. Será la Torroja caramelizada: un lingote de ensaimada embebida en granadina y jugo de endrinas que se acompañará de un cremoso sabayón de ponche Caballero: ¡caballo ganador! Como homenaje al garrote, el día de la inauguración se sortearán bastones gigantes de caramelo (tipo tómbola), se regalarán porras y palos de crema, sonará L’estaca y una colla catalana amenizará el sarao con el singular ball de bastons. ¡Aúpa pues!

~ LOS DIEZ DE AJONEGRO EN 2021 (y II)

Victor García, chef del hotel Cap Rocat.

LA FORTALEZA. Recorrer este fortín de arenisca una noche de verano es visitar la dimensión desconocida. En el pabellón de la azotea, inspirado en un hangar de hidroaviones, las vistas panorámicas no hacen sombra a la cocina de Victor García, que ha cumplido once temporadas como chef de Cap Rocat, uno de los hoteles más psicotrópicos y prohibitivos del Mediterráneo. Le conocí en 2006 y entonces ya aplaudí su trabajo en Ca’s Xorc, bucólico agroturismo de Sóller. Vuelvo a palmotear ante sus platos de esta última temporada, reflejo de un estilo cada vez más conciso y sustancial, que ya no abusa de la tecnococina efectista y demodé. A modo de ejemplo, cordero con boniato, yogur y salsa de palo, licor mallorquín de quina y genciana. Ahora más que nunca, simplificar es crecer. En primera línea de Cala Blava.

 

La apetitosa piedra del bar Mercat Negre.

MERCAT NEGRE. El nuevo meeting point de guisanderos y demás perdularios del sector está en el Mercat de l’Olivar. Es el bareto de dos centímetros cuadrados que acaba de descorchar Pau Navarro (Clandestí) en un rincón de la pescadería: Mercat Negre. Un microenorme paraíso tanto para él, que va improvisando a ritmo de speed metal, como para ictiófagos voraces: cocochas de calamar, tartar de carabinero con granada, araña en beurre blanc, lentejas con gamba roja, sashimi de jurel, cigalas con holandesa… También bocados más populares, como el pedaç con mantequilla de hierbas o el suquet de congrio con garbanzos. Y en este mismísimo momento decido inventarme y otorgar el premio al Mejor Muerdo Furtivo 2021 a su hígado de rape con vinagreta de ají amarillo. En la pescadería del Olivar.

 

La parrilla del hotel Pleta de Mar, en Canyamel.

SA PLETA. En el curioso verano de 2020, contratiempos y altibajos llevaron a Marc Fosh a hacerse cargo de la cocina de Pleta de Mar, en principio sólo para clientes de este luxury hotel del levante mallorquín, donde a veces sale el sol. Ya en su segunda temporada, con más alegría y menos restricciones, se ha arrancado en la buena dirección: concertar su estilo con la técnica inmemorial de la parrilla. Sus cómplices han sido el sumiller Nene García y el cocinero Ignacio Martignone. Transcribo tres platos: cigala a la brasa con su bisqué y helado de ajoblanco; arroz con lomo de conejo ahumado, rebozuelos y apio de monte, y como postre del año: espuma de sabayón con helado de ruibarbo y frambuesas. Producto, humo, fuego, rescoldos y matices de sabor en cuasiperfecto equilibrio. Carretera perdida de Canyamel.

 

Sardinas en escabeche agridulce, de Dani Mora.

SA PEDRERA DES PUJOL. No pretendo descubrir nada sobre una gran casa que cumplirá 20 años en 2023, pero esta primavera volví a visitarla y nunca es mala la hora de hacer justicia a los clásicos. Dos cosas me gustan de Dani Mora, hombre de guiso, y de su restaurante de Sant Lluís. Una: que su cocina destile academicismo y que lo aplique a la despensa insular. Dos: que abra todo el año, lo que significa que no se casa con un sólo perfil de cliente y que también se dirige al público local. Aquí se cocina para vivir y no para recolectar premios. Sardinas en escabeche agridulce (y caliente) a la manera de fra Roger (siglo XVIII), chuletas de cerdo negro con manzana dulce, apionabo y albaricoques, y fundentes buñuelos de almendra y yema con arrope, obra de Sira Veiga, gran repostera y mano derecha del chef. En el caserío de Torret.

 

Paletilla de cordero lechal, del mexicano Luis Loza.

TORRALBENC. Sin hacer ruido, el mexicano Luis Loza se ha consolidado como uno de los mejores cocineros de Menorca. Llegó a Catalunya a los 18 años para estudiar hostelería en la escuela de Sant Pol de Mar, trabajó junto a Paco Pérez y, al cabo de los años, le desbordó el tráfago de Barcelona. Ahora ya ha cumplido seis temporadas en este hotel de Alaior, remanso de paz y buenos alimentos. El giputxi Gorka Txapartegi (Alameda) marca la línea gastronómica, pero dando amplio margen al chef residente: es un trabajo a cuatro pedales. Recuerdo, de hace dos años, un cabracho a la brasa con refrito de ajos pilpileado, tan sencillo como sabroso. Y de este otoño, el oliaigua con pulpo laminado y la tierna paletilla de lechal con puré de salsifís, chalotas y jugo de vino Torralbenc. Junto al poblado de Torralba.

 

~ LOS DIEZ DE AJONEGRO EN 2021 (I)

2021: otro año rarito y tirando a largo. El año en que todo volvió a ser -por unos meses- como antes de la calamidad vírica y su plaga de remedios. Pese a las erráticas y drásticas restricciones (aquí siempre en pro de los hoteleros), ha habido ocasión de moverse con relativa libertad entre mayo y noviembre, y eso nos permite cumplir con la quinta entrega de esta antología. Como cada fin de año, diez pistas para no pinchar, diez garitos muy dispares, siempre con alguna barra y alguna que otra novedad. Por si las moscas, vuelvo a advertir de que esto no es un ranking, ni una lista de favoritos.

Tomeu Martí: quince años ya al frente de Arume.

ARUME. Si desempaño mi bola de cristal, algo me dice que 2022 será el gran año de Tomeu Martí, cocinero al que vigilo desde sus lejanos tiempos como jefe del Tahini. En febrero piensa retomar su añorado menú-degustación -interrumpido por mor de la pandemia- para seguir glosando platos populares (sean migas o callos) desde su enfoque hispanoriental. Este año no ha dejado de multiplicar los nigiris y los peces en su acogedora barra del Arume, al fin nuevamente operativa. Conviene atender a sus sugerencias fuera de carta, como por ejemplo el tataki de salmonete con crema de codium, caviar y sunomono de tomate, o la ventresca de atún atemperada en tosazu con pasta de yuzu y chile. Maestría, sutilidad y perseverancia. En el centro de Palma.

 

Tarta de queso, té matcha y cítricos, de Botànic.

BOTÀNIC. No es fácil para un chef de hotel concordar lo que él pretende con los caprichos de dirección, huéspedes y pasantes. Pero a la tercera (temporada), va la vencida: tras varios reajustes tanto en estilo como en oferta gastronómica, Andrés Benítez ha encontrado voz propia (y apropiada) en Can Bordoy. ¿Qué ofrece en esta lujosa posada urbana? Una especiada, apetitosa y saludable cocina en que descuellan los vegetales locales (plant forward: la proteína cárnica en rol secundario) y las condimentaciones exóticas: calabaza rellena de tartar de gamba con suquet thai y costra de azafrán. Ya no le haría falta incidir en los superalimentos de moda. Interior de atmósfera british y uno de los patios con más encanto de Palma. Junto a Drassanes.

 

Raya a la mantequilla con alcaparras, de Cabòria.

CABÒRIA. Hace falta valor para estrenar lo que sea en tiempos que pintan (o nos pintan) tan sombríos, pero ¿acaso vale la pena vivir con miedo? Los gemelos Jesús e Isaac García se liaron el mandil a la cabeza y abrieron su bistró en Menorca a finales de junio, justo antes de que estallara una temporada apoteósica para la isla: tres agostos seguidos. Ambos cuentan con un recorrido profesional de aúpa: entre otros, Hisop, Mugaritz o, ya en casa, Mon, la fonda de Felip Llufriu. Larga etapa de aprendizaje y humildad suficiente para alzar el vuelo sin pegársela. Hay carta, menú diario a 21€ y degustación de siete pases a 57. La deliciosa raya a la mantequilla con alcaparras de Jesús García es uno de los platos que más he disfrutado este año. Centro histórico de Ciutadella.

 

Detalle del comedor de Cantina Panzà.

CANTINA PANZÀ. No se engañen, no estamos ni en una estación ni en un cuartel, sino en el florido hotel Sant Jaume. Aun así, la carta creada por Javier Gardonio y Fernando Arellano (Zaranda) da para un picoteo informal y populista: patatas bravas, croquetas, tortilla de patata, frituras de pescado, all i pebre de pulpo… En un ambiente elegante, eso sí, de parroquia bien y con menú a 19 euros. Para amigos de darse panzadas -no es mi caso-, hay callos con pata y morro (muy recomendables), arroz seco de pollo y gambas, fabes con ostras o tierno onglet de ternera (nuestro floquet) con piquillos confitados y holandesa de mahonés. Gardonio borda un postre en pleno revival: babá al ron con espuma de vainilla y frutos rojos. En el barrio de Sant Jaume.

 

Julián Mármol, chef-asesor del nuevo Godai.

GODAI. Junto al citado Cabòria, otra de las aperturas más sonadas de Menorca ha sido este japomenorquín dirigido por Julián Mármol. El chef madrileño de Yugo The Bunker ha amerizado en la acogedora azotea del hotel Suites del Lago de la mano del Grupo Moga, afincado también en Valladolid y Las Palmas. Después de las delicias de Takaaki Sugita, su fundente nigiri de kamatoro (pieza entreverada del cuello del atún) es de los mejores sushis que he probado. Minoruka, el nombre de su menú-degustación (15 pases a 135 euros), alude a la conjunción entre su estilo y la despensa insular: carabinero en tempura con salsa de su coral, gyoza de cap-roig (cabracho) o gunkan de tuétano con tartar de vermella (ternera local). En el lago de Cala en Bosc.