~ SABORES DE MEDIA LUNA (y II)
Hablaba en el artículo precedente sobre el influjo de la voluptuosa cocina árabe en los fogones de Baleares. Una introducción con la que quería llegar -en un viaje de ida y vuelta- hasta Llucmajor, pueblo mallorquín donde vive y trabaja Amina Jamai, natural de Kénitra (60 kilómetros al norte de Rabat, en el Atlántico marroquí). En la mismísima plaza de Llucmajor, Amina abrió en mayo de 2012 una casa de comidas llamada Mamita después de vivir 16 años en Frankfurt. Di con este lugar gracias a la periodista alemana Martina Zender, gastrónoma con tanto entusiasmo como buen diente y buen criterio. ¿Qué se puede comer en Mamita? Ante todo, comida casera: con sabor. Para entonar el cuerpo, la tradicional harira, especiada sopa de legumbres, fideos y carne. Junto con los dátiles, este nutritivo plato sirve para romper el ayuno en las comidas nocturnas del Ramadán. Se puede seguir con el surtido de seis tapas: tres ensaladas (una de cuscús, otra de aguacate y una tercera con naranja, apio, nueces, canela y aceite de argán) y tres cazuelitas a base de pimiento rojo asado, lentejas y berenjena, a cual más sabrosa. El menú perfecto ha de culminar con un tajine, estofado que puede ser de pollo, de albóndigas, de verduras, de gambas, de lentejas o de ternera. Probé este último, delicioso y con un punto de socarrat. Acompañan a la carne, muy melosa, judías verdes, sésamo y almendras. También hay cuscús de pollo o vacuno con verduras, pinchos de cordero e hígado de ternera con patatas fritas. Por encargo, la delicada b’stilla o pastela marroquí, empanada de pasta filo con pollo, canela, comino y almendra molida, también en versión vegetariana. Los precios son cabales: la harira, por ejemplo, va a 5 euros; el tajine de lentejas, a 6, y el citado surtido de aperitivos, a 17 (para dos personas). Hacen el pan y se traen de Marruecos todas las mezclas de especias. Amina Jamai lleva el sabor en la memoria (en su memoria de niña y de más allá) pues su abuela ejercía como cocinera de bodas. Gracias a ellas, los aromas del Magreb te envuelven y seducen en un rincón de la plaza de Llucmajor (1.045 kilómetros al norte de Rabat).