Archivo de agosto 2021

~ CUENTOS PARA SIBARITAS (y IX: los bises)

Patricia Highsmith (1921-1995).

LA MUERTE DE LA TEMPORADA DE TRUFAS, de Patricia Highsmith. Concluyo esta antología de 27 relatos gastronómicos con tres autores ya citados en entregas anteriores, a modo de bises finales. De la misántropa Patricia Highsmith, este relato protagonizado por un corpulento cerdo trufero, perteneciente a Crímenes bestiales o, en versión original, The Animal Lover’s Book of Beastly Murder. En efecto, Sansón está adiestrado para localizar trufas negras, pero nunca le es dado catarlas, veto que le produce «un vago resentimiento». La recompensa ante cada uno de sus rentables hallazgos se limita a un triste pedazo de queso. Auténticos diamantes comestibles para el gourmand francés, los ejemplares de Tuber melanosporum acaban todos en el zurrón de su amo, Emile, quien se las vende a un charcutero de Cahors (el mercadeo con la trufa es algo realmente peculiar y tiene su propia lógica, esotérica a ojos de un extraño, como pude comprobar un invierno en Morella). Un concurso de caza de trufas patrocinado por la empresa Reine d’Aquitaine, elaboradora del mejor pâté aux truffes de toda Francia, le servirá a Sansón para desquitarse de ese injusto ayuno trufero al que le somete sistemáticamente el avaro de su dueño. La venganza está servida.

Julio Cortázar (1914-1984).

NOVEDADES EN LOS SERVICIOS PÚBLICOS, de Julio Cortázar. Ahora que una de las tendencias turísticas más en boga es la experiencia gastronómica del tipo guisa-y-come-langosta-en-la-barcaza-del-pescador, no resultaría nada extraño que se materializase esta ocurrencia de Cortázar: montar un restaurante de lujo en uno de los vagones del metro de París. Un precedente del slum tourism -otro culmen del consumismo esnob- imaginado en 1979 por el genio argentino. En este texto de Un tal Lucas, describe al detalle el intrincado funcionamiento de tan exclusiva aventura gourmet, «delicia estremecedora» que empieza con una inmersión «en el sudor y el agobio de las multitudes» proletarias y acaba ante la carta de Maxim’s, empresa concesionaria del innovador servicio ferroviario. Claves secretas, cambios de línea y de lugar de recogida, boletines confidenciales para comensales, escolta policial en el momento del desembarco… Todo está estudiado para que los privilegiados usuarios no sufran molestas interferencias u obstrucciones por parte de «los viajeros vulgares» tentados de curiosear o provocar. Aunque el lugar reproduce la atmósfera y la decoración de cualquier vagón-restaurante, en éste «se come infinitamente mejor aunque a un precio también infinitamente».

Roald Dahl (1916-1990).

GASTRÓNOMOS (o LA CATA), de Roald Dahl. Cierro esta antología de relatos gastronómicos con el autor que estrenó la serie, Roald Dahl, y su despiadada caricatura de un gourmet. Se trata del repelente Richard Pratt, presunto experto en vinos cuya boca de «sibarita profesional» -semejante a un «embudo grande y húmedo»- copa buena parte de su jeta. Un personaje patético y arrogante que tiene el vicio de lucir sus conocimientos vinícolas mediante periódicas apuestas con su amigo Mike Schofield, un nuevo rico en cuya casa de Londres se desarrolla Taste, título original del cuento. El reto de la noche está en adivinar viñedo y añada del exclusivo clarete francés escogido para acompañar el rosbif. Todos hemos presenciado la ceremoniosa y enervante cata de un vino: esas contorsiones de cuello (dignas de colleja), esas ruidosas aspiraciones, esas masticaciones con morritos, esas penetraciones nasales… Roald Dahl no escatima sarcasmo, describe las ridículas maniobras faciales del gourmet y concluye que está ofreciendo «un espectáculo repulsivo». Asistimos después a las conjeturas, dudas y deducciones que conducirán al sumiller ocasional hasta esa pequeña parcela de Burdeos… Por cierto, ¿alguien sabe qué demonios es un clarete? ¡He de averiguarlo en breve!

~ CUENTOS PARA SIBARITAS (VIII)

Heinrich Böll (1917-1985).

MONÓLOGO DE UN CAMARERO, de Heinrich Böll. El protagonista de este relato recibe como aguinaldo y paga extra de navidad un despido fulminante, adversidad que no le achanta ni le hace lamentarse, pues «un buen camarero encuentra trabajo en todas partes». ¿Por qué entonces -si es tan buen camarero- le han despedido? Lo descubriremos a través de un breve monólogo, aperitivo perfecto para iniciarse en la narrativa de este nobel alemán, autor de Opiniones de un payaso, novela demoledora. Todo empieza, según cuenta el «buen camarero» en primera persona, con la ración de sopa de guisantes que ha encargado al chef y que, una vez concluido el servicio, se dispone a degustar tranquilamente en su habitación con una cerveza. La inesperada visita de un granujilla de ocho años, unida a su gran generosidad, le complicará las cosas en cuestión de horas. Al tratarse de un relato muy breve, de apenas tres páginas, me veo obligado a escatimar pistas sobre la sucinta trama. Lo que aquí cuenta es el talante del camarero, su diligencia, su vocación de servicio, tal vez ese prurito profesional que le hace preguntarse: «¿No nos hemos comprometido a cumplir todos los deseos de nuestros huéspedes, a garantizarles unas navidades felices?»

Miquel Àngel Joan ‘Llonovoy’ (1961).

LA INCREÏBLE HISTÒRIA DEL SAFRÀ I EL SOFRE, de Miquel Àngel ‘Llonovoy’. Como una esas leyendas urbanas cuya transmisión oral va transfigurando con mil matices nuevos, esta «increíble historia del azafrán y el azufre» cuenta con su arreglo particular en cada localidad mallorquina, sea pequeña ciudad o diminuta aldea. El cómico, reciclajuguetes, artista polifacético y «autor de sobrassada experiència» Miquel Àngel Joan Llonovoy recopila las diferentes versiones en el texto principal de Fets diVersos dels pobles de Mallorca, jocoso libro de anécdotas poetizadas. En realidad, no se trata de un poema (¿o sí?) ni de un relato, sino de una historieta dramatizada y, de hecho, se incluye en la colección Teatre de la editorial Lleonard Muntaner. La trama de esta leyenda gastronómica es sencilla: alguien va a comprar azafrán para un arroz, pero el tendero le coloca azufre (a precio de azafrán). Los pormenores dependen de cada localidad, así como el desenlace, tal vez la explosión de una paella. Por ejemplo, en Sant Llorenç des Cardassar, el vendedor (de sofre) se llama Nofre, rima que añade absurdo a la situación. En s’Horta, Can Nofre pasa a llamarse Can Sofre. Y en el llogaret de es Carritxó, reforman el colmado de abastos para poner un súper: Súper Sofre. Descojonante, adjetivo «malsonante» aprobado por la RAE.

Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003).

EL MATARIFE, de Manuel Vázquez Montalbán. Su aparición se ha hecho de rogar, pero era obvio que esta antología de cuentos gastronómicos no podía cerrarse sin la aportación de don Manolo, creador del detective Pepe Carvalho y autor de Contra los gourmets y L’art del menjar a Catalunya. En un pueblo catalán de costa (con «mucho turismo») se desarrolla este relato sobre un self-made man de manual: cruel, ingrato y soberbio. De esos que siempre afirman no deberle nada a nadie («un hombre que no pueda llevar mil pesetas en la cartera no es ni hombre ni nada») y que además no quieren darse cuenta del supremacismo de género que gastan, sin escatimar, a diestro y siniestro. El matarife defiende que ahora haya jamones para todos, baratos, aunque se curen con máquinas, pero también cuestiona la involución en hábitos culinarios: «Antes, que si su sofrito y sus horas de cocina. Ahora te dan los sofritos en lata y diez minutos de olla a presión y va que chuta. Y así irá todo, y así va todo. Es el precio del progreso». Vázquez Montalbán nos acerca a la vida cotidiana de este exmatarife (ahora ya sólo despieza), llena de cuerpos descabezados, bocatas de salchichas, carajillos de Soberano, breves polvos furtivos con turistas casadas y pescateras rollizas…

~ GAMBA Y ‘ESTRELLA’ ROJA

Lourdes Plana y Maca de Castro, en rueda de prensa.

La gamba vermella desfilará sobre alfombra roja y entre estrellas rutilantes el mes que viene en el puerto de Sóller. Pocos ingredientes como este crustáceo provocan tantas adhesiones culinarias y han sido objeto, en los últimos años, de tal dedicación por parte de inspirados cocineros, desde Bittor Arginzoniz a Kiko Moya, por citar dos estilos y latitudes distantes. Hoy se ha dado a conocer la composición del jurado del I Concurs Internacional de Cuina amb Gamba de Sóller, que suma cinco estrellas Michelin y siete soles Repsol. Además de la presidenta de la Real Academia de Gastronomía, Lourdes Plana, formarán parte del tribunal los cocineros Maca de Castro, Ricard Camarena, Kristian Lutaud y Josef Sauerschell. Las dos primeras estuvieron en la rueda de prensa celebrada ayer en Palma para promocionar el certamen, que tendrá lugar el lunes 20 de septiembre en el puerto deportivo Marina Tramontana y, por enfocar con más precisión, en la azotea del restaurante Suculenta, con vistas panorámicas a la bahía sollerica. Una cita auspiciada por la concejalía de promoción económica del Ajuntament de Sóller y que vincula territorio, sector primario, cultura local y placer gastronómico. La inscripción, de carácter gratuito, permanece abierta hasta el 20 de agosto a través de la web del concurso, cuya organización corre a cargo de Aina Pons (Tres Cultura), que lleva la coordinación técnica; Kiko Martorell (Can Boqueta), responsable de la logística culinaria, y quien esto firma, Andoni ‘Ajonegro’, como director gastronómico.

El valenciano Ricard Camarena estará en el jurado.

Con dos estrellas Michelin -a las que este año suma la Estrella Verde- y tres soles Repsol, Ricard Camarena acaba de recibir el premio como Cocinero del Año en la última edición de Madrid Fusión, congreso que ya le distinguió en 2006 como Cocinero Revelación. El chef valenciano empezó alquilando el bar de la piscina de su pequeño pueblo natal, Barx, y muy pronto se convirtió en el mejor intérprete (iba para músico) de la síntesis entre vanguardia y raíces. Un binomio que también ha marcado la evolución de Maca de Castro, representante de lo que ella define acertadamente como «cocina mallorquina libre» y cuyo restaurante del Port d’Alcúdia es el único de Balears con tres soles en la guía Repsol. En el otro extremo de la isla (y del estilo culinario), Josef Sauerschell ostenta la estrella hoy más antigua del archipiélago: la viene defendiendo desde 2003. Maestro-artesano reconocido por todo el sector, este chef alemán inauguró en 1985 los fogones de La Residencia, hotel de Deià donde gobernó 15 años. Y a sus 66 sigue acudiendo todos los días a su taller de Es Racó des Teix para ofrecer una cocina académica y sólida, esto es, armada con profundo conocimiento del oficio y producto siempre a la vista. Tampoco podía faltar en el jurado un representante francés por la vinculación histórica de Sóller con el país vecino a través de la emigración y el comercio marítimo. Un dato: a finales del siglo XIX había 43 restaurantes regentados por sollerics sólo en la ciudad portuaria de Marsella. Será un referente internacional: Kristian Lutaud, natural de Lyon y cocinero de El Bulli durante cinco años, primero como segundo de Jean Paul Vinay y después compartiendo jefatura con Ferran Adrià. Un jurado de altos vuelos y altos gorros, tal como se merece la pequeña reina de los mares… y de los manjares.