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~ SALTOS DE COCINERO (III)

Detalle de la carta de La Paloma en 1971.

Detalle de la carta de La Paloma en 1971.

Tercera y penúltima entrega sobre cambios y novedades en el ramo de la restauración mallorquina, siempre con una zona esplendorosa y otra medio mustia. Seguimos en el barrio de la Lonja, donde el empresario sueco Michael Appelquist ha fichado a Miki Tsigaris como chef ejecutivo de Chez Camille, Wineing y La Paloma. En este último local toma el relevo de Javier Soriano -ahora en tierras andaluzas- y ofrece una carta de sugerencias de corte rusticano y salsero: rabo de buey con cremoso de patata y trufa; ragú de solomillo de vacuno con setas; pollo campero relleno de foie y orejones; presa ibérica con salsa de oporto... Se mantiene en carta el top-hit de la casa: costillas de cerdo glaseadas con una mezcla secreta de ocho salsas orientales. En la nueva champañería Chez Camille, la especialidad es el entrecot con salsa a la mantequilla Café de París. También hay ostras (los jueves) y platos al cava, desde choricitos a gambas con espinacas. Tsigaris cursó hasta cuarto de Medicina en Florencia, donde aprendió a guisar junto a Francesco Berardinelli. Ya en Mallorca, pulió su oficio con Marc Fosh en los mejores años del hotel Read’s (2002-2005) y luego fundó el Living, donde trabajó a un buen nivel y llegó a destacar en la cambiante y variopinta oferta del barrio palmesano de Santa Catalina. Tras unos años de dispersión, puede volver a la palestra, pero es probable que requiera de más brigada en cocina. No querría ver morir de éxito a un restaurante con tantísima solera y en cuya carta de 1971 se tradujo paella ciega como paella for blind.

Vieira con cremoso de patata, almendras y vinagreta.

Vieira con cremoso de patata, almendras y vinagreta.

Otra reaparición sonada es la del gallego José María Jordan, que repesca para Palma su proyecto de Casa de Comestibles tras dejar Es Roquissar, en Valldemossa. Ya lo intentó en la Colònia de Sant Pere a principios de 2012 pero pinchó en hueso (una casera que debía en luz fortunas) y tuvo que cerrar enseguida. Su plaza actual tampoco es fácil, pero queda más a mano: justo detrás de s’Escorxador. Abrió a principios de abril, sin hacer ruido y con platos como las anchoas marinadas con ensalada de zanahorias encurtidas, la lubina con alcachofas (mejor asada que al vapor) o la suculenta pata de ternera con garbanzos (pródiga en pimentón, su ingrediente fetiche). Jordan disfruta de su oficio y no escatima en producto. Da entrante, carne o pescado (siempre fresco y salvaje) y postre por 28 euros mondos y lirondos. Si pides pescado y carne, por 32. De cara a los rigores del verano, se aleja del fuego: trempó con carpaccio de pulpo, tartar de gambas con cilantro y jengibre, serviola curada en casa al estilo nórdico, rape crudo con eneldo y lima… Más platos de estreno: bacalao asado con crema de ajos, col salteada y aceite de pimentón de la Vera, o su magnífico postre monovarietal (only almond) a base de crème brûlée de turrón y minicake de almendra mallorquina (con receta de su bisabuela). Próximamente, picaña de ternera (de Jiménez Barbero) asada al momento en su nuevo horno para bajas temperaturas desarrollado por El Celler de Can Roca para la firma Distform. Alta tecnología, vajilla vintage, ambiente muy acogedor y amable servicio a cargo de Esther Pisos, inseparable de este chef cordial, inquieto y socarrón, a quien le gusta hacerlo todo à la minute.

 

~ ESTRELLAS ENCENDIDAS

Tomeu Caldentey (Es Molí d'en Bou) y Macarena de Castro (Jardín).

Tomeu Caldentey (Es Molí d’en Bou) y Macarena de Castro (Jardín).

El título de este artículo no tiene ni la más mínima connotación navideña. Se refiere a las famosas estrellas de la biblia Michelin. La guía francesa ha repetido palmarés en Mallorca: cinco astros para otros tantos establecimientos. Por orden de antigüedad en la defensa de su estrella: Es Racó d’es Teix (desde 2003), Es Molí d’en Bou (2004), Zaranda (2011), Es Fum (2012) y Jardín (2012). La perdió, por cierre, el opulento Tristán. Un dato preocupante: cuando se presentó la edición 2013, el día 22 de noviembre, tres de los cinco estaban ya de vacaciones. Sólo seguían con los fogones encendidos Tomeu Caldentey, de Es Molí d’en Bou, que no cerrará este invierno, y Macarena de Castro, del Jardín, que dará su última cena en Nochevieja y reabrirá en marzo. Por su parte, Fernando Pérez-Arellano trasladará Zaranda al hotel rural Son Claret, entre es Capdellà y Galilea. Su reestreno en esta nueva ubicación está previsto para abril. El día que se anuncian las estrellas siempre me acuerdo de Gérard Tétard, chef de Ses Rotges, que fue el primero en recibirla en Mallorca y la mantuvo durante 17 ediciones: de 1977 a 2005. La segunda estrella cayó en 1981 y fue para el Áncora (Palma), cuya cocina dirigieron Juan Carlos Azanza y Juan Romero. Este consiguió otra estrella al abrir su propio restaurante, el Xoriguer, en 1983, y la mantuvo hasta la edición de 1994. También suelo recordar, por añoranza, la magnífica cocina que ofrecía Marc Fosh en el hotel Read’s, con merecida estrella de 2003 a 2009. Otro de los chefs con más estrella ha sido el donostiarra Koldo Royo, que en 1987 la ganó para el Porto Pi y la lució en su restaurante de 1990 a 2007. La gran pifia de Michelin llegó en 2011, cuando le dieron una estrella a un restaurante cerrado y que no ha vuelto a abrir: el Gadus, de Cala d’Or. El único con dos estrellas ha sido el Tristán, de Gerhard Schwaiger, quien de 1991 a 2009 pudo presumir del par de galones. Yendo a Gipuzkoa, mi segunda tierra, afirmo que mientras el Zuberoa, de Hilario Arbelaitz, siga con una sola estrella (perdió la segunda en 2009), no me fiaré de los criterios gastronómicos de la biblia roja.