Posts Tagged ‘ Moisés Plazas ’

~ LOS DIEZ DE AJONEGRO EN 2019 (y II)

José Miguel Bonet, chef de Es Ventall.

ES VENTALL. Hay cocineros que guisan (y mucho) para vivir y cocineros que apenas guisan para poder cantonearse en todos los saraos mediáticos. El ibicenco José Miguel Bonet se cuenta entre los primeros. Vive su oficio desde la hiperrealidad de lo cotidiano: sacar adelante un pequeño negocio familiar. Para ello, cuenta con una cocina de leña que se enciende cada mañana desde 1982. De ahí puede salir tanto un arroz de matanzas o un bullit de peix (cocido de pescado con patatas) como unas modernas cigalas con crema de pistacho y jamón o unas manitas con espardenyes y berenjena ahumada. Sus hermanas Pepita, que le secunda en fogones, y Marilina, jefa de comedor, completan el relevo generacional. En Sant Antoni. 

 

Canelón de queso, de La Barra de Miceli.

Canelón de queso con salsa de calabaza, de La Barra de Miceli.

LA BARRA DE MICELI. Esta es una historia que se cuenta sola. Marga Coll viene comprando cada día en el mercado de Inca desde que inauguró Miceli (en Selva) en 2012… y al cabo de los años decide abrir un bar en ese lugar que se conoce al dedillo. Ahora cumple su primer aniversario La Barra de Miceli, un gran mostrador para almorzar o comer. ¿Qué tienen un miércoles cualquiera? Además de un gran surtido de bocadillos, hay ensaladilla, croquetas de pollo, calamar a la andaluza, mejillones en escabeche, patatas bravas, boquerones fritos… Pero también platillos menos convencionales, como el canelón de queso con salsa de calabaza. O un arroz de pulpo mallorquín como platazo del día. En el Mercat d’Inca.

 

Un rincón del comedor de Mare Nostrum.

MARE NOSTRUM. Los cocineros Cristina Burgues y Moisés Plazas empezaron de menos cero hace siete años y hoy son un equipo de siete en el mejor restaurante de Sa Pobla. La relación placer/importe de su menú de siete pasos (número mágico) no tiene rival en muchos kilómetros a la redonda. Cocinan y atienden sin ánimo de complicarse la vida. O como dice él, «sólo para aprender algo». Bisqué de gambas, ravioli de rabo con crema de queso, arroz de calamar y verduras (siempre hay un arroz en la degustación), carrillera de cerdo con puré de berenjenas y salsa de hongos y un largo y sabroso etcétera concebido para gustar. Delicioso patio en verano y ejemplar carta de vinos con unas 70 marcas sólo de Mallorca. En Sa Pobla.

 

Taco al pastor, con costilla y piña asada, de Nopales.

NOPALES. Como no hay dos sin tres, aquí llega el tercer bar de esta antología. Una cantina, en este caso, ya que Nopales es, desde agosto, un cachito de México en el epicentro de Ciutadella. Detrás anda un gran cocinero, Miquel Sánchez (Smoix), arropado por los hermanos Hiram y Vianey Ángeles, oriundos del país guadalupano. Los tacos dominan la oferta: al pastor, con costilla de cerdo (adobada con pasta de achiote) y piña asada; de carrillera y aguacate; de cochinita pibil; de pescado rebozado, col y mahonesa de chipotle… Suculento, el de pollo con mole, salsa que elabora personalmente el chef con veinte ingredientes. El fiestón se dispara gracias a la espléndida selección de tequilas y mezcales. Junto a Ses Voltes.

 

Erizo, cebolla asada y castaña, de Voro.

VORO. Álvaro Salazar abría la antología de 2017 como chef de Argos y cierra la de dos años después, ahora en Voro. Aunque la nueva ubicación nos parezca urbanísticamente aberrante (porque lo es), nos alegramos de la mudanza por este joven chef y su fiel equipo, con Sela Priego como protagonista destacada en el obrador de masas y postres. El cambio ha supuesto más recursos técnicos y humanos, pero también que la minuciosa cocina de Salazar haya ganado en riesgo creativo. Como ejemplos, el erizo con caldo de cebollas asadas y castaña o su homenaje a las umbelíferas: infusión de zanahorias a la leña con perejil, lentejas, caviar de salmón y virutas de mantequilla de comino. Mario Wolgast borda el servicio. En Atalaya de Canyamel.

~ SILBANDO AL COCINAR

'Esgarraet' del restaurante Mare Nostrum.

‘Esgarraet’ del restaurante Mare Nostrum.

Aunque la naturaleza de este blog sea más afín a la del cronista tranquilo que a la del sabueso en busca de noticias, en ocasiones toca informar sobre hechos puntuales, como saltos de cocinero, aperturas, traslados, relevos o cierres. A veces ha ocurrido que el lector, ante un dato que era meramente informativo, se haya sentido incitado a acudir al bar o restaurante en cuestión y éste no haya sido de su agrado. Con esto quiero decir que no todo lo que aparece en Ajonegro -a vuela pluma- ha de tomarse como una recomendación. Creo que cuando algo me gusta, soy muy explícito. En caso contrario, paso de largo y de puntillas, ya que no me gusta hacer sangre, si no es encebollada. En fin, son gajes del oficio. Cada uno tiene los suyos. La mayoría de cocineros, por ejemplo, al desarrollar su trabajo en un establecimiento público, se expone a críticas que pueden ir del entusiasmo más entregado a la maldad absoluta. También conozco cocineros -grandes cocineros- que preferirían no ser objeto de alabanza alguna y seguir guisando en el anonimato más total como felices artesanos: silbando al trabajar. Este es el caso de Moisés Plazas, a quien tal vez fastidie este artículo elogioso. En septiembre de 2012 abrió el restaurante Mare Nostrum junto a su compañera, Cristina Burgués, también cocinera, en una calle perdida de Sa Pobla (Mallorca), justo en la casa donde Cesc Reina lo intentó hace doce años. Dan cinco servicios a la semana: las noches de miércoles a domingo. Eso sí, a las once de la mañana ya están metidos en faena para que todo salga bordado. Es lo que les gusta y ese disfrute se refleja en el plato. Sin anunciarse ni arrimarse a los medios, han conseguido que haya que reservar -al menos en temporada alta- con quince días de anticipo.

Patio del restaurante Mare Nostrum.

Patio del Mare Nostrum, en Sa Pobla.

Moisés pilota casi en solitario los fogones (Cristina lleva los postres) y renueva todos los miércoles su menú de precio fijo (25 euros, bebida aparte). Este ha sido uno de los cuatro de mayo, servido en el patio y con acento de Valencia, su tierra: esgarraet con bacalao y huevo de codorniz; coca de blat mort con cebolla, botifarró picante y miel de tomillo; arroz negro con habitas, alcachofas, ajos tiernos y calamarcitos; all i pebre de corvina con patata; conejo (deshuesado y en adobo) al ajillo, y trío de postres: panna cotta de vainilla, brownie de chocolate y crema de limón con merengue. Salsas, cortes, puntos de cocción y aliños, trabajados con esmero. A veces, las vocaciones tardías dan resultados notables. Y son de agradecer y de admirar volantazos profesionales como el de Moisés, que a los treinta cambió la ingeniería informática por la cocina. Tras cursar hostelería, hizo las prácticas en el hotel Abba Valencia con Luis Alberto Serrano. Entre sus maestros, cita también a Fernando Chust Godoy (Casa Marcelino, Valencia), al menorquín Doro Biurrun (Sa Parereta d’en Doro, Sant Lluís), a Montserrat y a Teresa, sus dos abuelas. Antes de viajar a Menorca, en 2008, recaló en el Submarino, restaurante del Parc Oceanogràfic. Esta vez sí: hará bien el lector en tomarse este artículo como una estricta y sincera recomendación de Ajonegro.