~ BOGAVANTE DE LAS VEGAS
Macarena de Castro, cocinera del restaurante Jardín, me manda una foto de la curiosa lobster crane machine o máquina atrapabogavantes. Es de un restaurante de Las Vegas, la ciudad tragaperras. Metes dos euros y, si hay suerte y buen pulso, te llevas un crustáceo. Tú lo coges y ellos te lo cuecen for free. Si lo pescas después de medianoche, tienes que esperar al siguiente laborable. El vending reconvertido en juego ridículo para los aburridos de turno. Cuando suena la musiquita, los bogavantes tratan de esconderse por temor al gancho fatal. Ya hay campañas de los grupos activistas en defensa de los animales para que se prohíba el lobstergame. En fin, disparates de la Sin City, donde Macarena de Castro ha estado trabajando este invierno junto a Julián Serrano, chef del prestigioso Picasso (hotel-casino Bellagio). La cocinera del Port d’Alcúdia no suele trabajar con bogavante trasatlántico, sino con productos bastante más cercanos. En su primer menú de 2012, ha puesto sepia, espardenya (pepino de mar), gamba roja, cap-roig (cabracho) y calamar. Tiene un menú de tres aperitivos, cinco platillos y tres postres, pero siempre improvisa algo más, fuera de guión. El domingo pasado, una de esas sorpresas fueron las deliciosas huevas de gallo de san Pedro con cebolleta y allioli. Se agradece un bocado así de plebeyo en un menú de estrella Michelin. ¡Y al cuerno con los insípidos bogavantes canadienses que polucionan nuestros arroces!