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~ SÁNCHEZ ROMERA REEDITA L’ESGUARD EN MALLORCA

El neurólogo y chef Miguel Sánchez Romera.

En los momentos más peliagudos, surgen también las empresas más arriesgadas e imprevisibles. Por el momento, y con notable diferencia, la noticia más relevante que nos depara este agitado 2020 es la reaparición en Mallorca del restaurante L’Esguard, un lujazo para la isla en pleno verano de la pandemia. El doctor-chef Miguel Sánchez Romera ha escogido el hotel Iberostar Playa de Muro (donde estuvo el Gust de Santi Taura) como marco para alojar y dar una segunda vida al legendario establecimiento que regentó entre 1996 y 2008 en una masia centenaria de Sant Andreu de Llavaneres (Barcelona). Su paleta de sabores lucirá ahora entre una albufera y un arenal igualmente mediterráneos. La propuesta gastronómica de este neurólogo argentino, así como su modo de enfocar el oficio y su sinceridad (la actitud: el estilo), siempre han generado una controversia tan saludable como su sorprendente cocina. En plena vorágine de ensayos a pie de obra, Sánchez Romera se muestra «muy ilusionado» ante una etapa que se inaugura la noche del 22 de julio y cuyo primer capítulo se prolongará a lo largo de tres meses, si entretanto no hay más sustos. Le escolta, como director de bodega y sala, Agustí Peris, formado con Juli Soler en elBulli y procedente del asador Etxebarri. Este sumiller impartirá a los comensales que así lo deseen una breve master class -teórica y práctica- sobre la carta de vinos. Reconforta y emociona, ante tanta incertidumbre, ser testigo directo de un reestreno de tal calado en la isla. De entrada, L’Esguard Mallorca estará abierto para 25 comensales (la distancia queda garantizada en un local de 400 metros cuadrados), de miércoles a domingo y con servicio de mediodía reservado a fines de semana. Ofrecerá dos menús (o «vivencias», como prefiere decir el chef) a 65 y 95 euros, con sendas opciones vegetarianas. Aquí no está de más recordar que el chef siempre ha defendido que cocina pensando en los comensales como «beneficiarios finales». O tienes en cuenta al cliente -y ahora eso será más vital que nunca- o conviertes tu ombligo en una marmita sin fondo.

Boceto de la entrada a L’Esguard, con mariposas pintadas como símbolo del equilibrio ecológico.

La estimulante neurococina de Miguel Sánchez Romera es una invitación a abrir las puertas de la percepción y, por ende, los ventanales del placer. También el hecho de cocinar requiere de esa inmediatez que pone en guardia a todos los sentidos con el objetivo de hacer vibrar los sabores reales, compuestos siempre de «aroma y gusto». El doctor-chef no es partidario de cambiar la textura de un ingrediente (o cualquier otra de sus cualidades) si esa modificación desvirtúa sus propiedades organolépticas o juega en detrimento de los componentes nutricionales. Eso no significa -ni mucho menos- renunciar a la creatividad, pero una cosa es aplicar la técnica justa y necesaria y otra es valerse de las cabriolas tecnológicas (no artesanales) para desnaturalizar el alimento; una cosa es el esteticismo pretencioso y ramplón y otra muy distinta, el afán de armonía, que antepone reflexión a espectáculo. «Lo natural y lo saludable» marcan límites a la expresividad personal de un chef que busca afinidad entre apariencia y contenido, justo lo contrario del pueril trampantojo. El ojo y la nariz han de empezar a discernir y a gozar confiada e intensamente en cuanto les llega el plato. Tanto si se practica como si se consume, la cocina es un oasis y una forma de meditación en medio de la creciente realidad virtual y del ilusionismo propiciado por redes sociales y mass media.

Tartar de ostra ahumada con crema de puerros, vainilla y albahaca, un plato del Rice!

De inclinación creativa (estudió Bellas Artes en su Córdoba natal) y formación autodidacta como chef, el doctor Sánchez Romera ha desarrollado su ambiciosa teoría del «construccionismo culinario» (o cocina total versus posmodernismo deconstructivo) a través de diversos proyectos que le han llevado a Nueva York, Yokohama, Caracas, Pekín, Shandong y de vuelta a Barcelona para dirigir el restaurante Rice! entre 2017 y 2019. Dentro de una semana recupera en una orilla de Mallorca la esencia de su primera casa, L’Esguard, que pescó una estrella en 1998. Esta será su segunda inauguración en la isla: hace cinco años sumó sus creaciones a las del fotógrafo Oliver Brenneisen y la artista conceptual Icon Zar en un proyecto coral expuesto en la galería Vanrell. Actualmente, Sánchez Romera prosigue su actividad como médico a través del Barcelona Neurogastronomy Center, que ha impulsado para investigar la interacción entre gastronomía y neurociencias. Y en 2018 su libro Alimenta bien tu cerebro recibió el oscar a la mejor obra sobre salud y nutrición en los prestigiosos Gourmand World Cookbook Awards. Al menos a primera vista, tal vez ni el momento ni el lugar parezcan los más propicios para reeditar L’Esguard, pero el doctor-chef retorna a sus orígenes con buenas sensaciones y ese plus de entusiasmo que disuelve las adversidades. Bienvenido al islote.

Libro premiado en los Gourmand World Cookbook Awards.

 

~ DONOSTI ‘AL COR’ (y II)

El Palacio Kursaal, sede de Gastronomika.

El Palacio Kursaal, sede de Gastronomika.

Aunque este año haya habido cierta sensación general de reiteración en cuanto a fórmula organizativa, cartel de cocineros y contenido de las ponencias, lo cierto es que tampoco ha sido posible irse de San Sebastian Gastronomika sin haberse emocionado y aprendido algo. La máxima emoción estuvo en el homenaje póstumo a Pedro Arrregi, parrillero del Elkano fallecido en febrero. Su hijo, Aitor, que sigue al mando de este célebre asador de Getaria, explicó en su charla el origen marinero de la parrilla, que solía utilizarse en los barcos pesqueros. Hablando de pescado, el asturiano Marcos Morán, de Casa Gerardo, subrayó la importancia de marearlo lo mínimo: hay que limpiarlo y prepararlo el día que se recibe y tenerlo embolsado «el menor tiempo posible». Tomen nota los cocineritos adictos al vacío, que son legión. Por algo diría mi tío, el peskatero Iñaki Sarriegi, que el mejor pescado es «el que menos tiempo lleva fuera del agua». También hizo reflexionar Ricard Camarena con sus caldos de pescado exprés, elaborados sin agregar agua. El gran cocinero valenciano se marcó un nuevo tratamiento de las huevas de salmón, tamizadas y cocidas para darles una textura cremosa. Ángel León abundó en su defensa de los pescados de descarte y Joan Roca preparó una raya a la mostaza silvestre, una de las cientos de especies botánicas que crecen en los alrededores de su celler de Girona. Muchas de ellas han sido descubiertas recientemente gracias a un estudio desarrollado -en 50 kilómetros a la redonda- por este chef catalán y el botánico Evarist Marc. Por su parte, Nando Jubany y Marc Gascons congeniaron papada con espardenyes y otros matrimonios de mar y montaña. Más ideas geniales: la infusión de hojas de tomatera de Ramon Freixa, cuya ponencia fue un tributo al fruto de esta planta, y  el merengue elaborado por Josean Alija (Nerua) a partir de un caldo de cocción de garbanzos.

Ostra a la brasa con espinacas, de Etxebarri.

Ostra a la brasa, de Etxebarri.

Aún quedó tiempo para salir a picar banderillas, beber txakoli y comer a manteles. Cayeron, una vez más, la tortilla de patata del Néstor, las patatas al ajillo del Ciaboga, la oreja del Borda Berri, el txangurro del Tamboril, las croquetas del Pello… De sentados, cena en el Zuberoa, del maestro Hilario Arbelaitz, que sigue bordando la tórtola asada con raviolis de nabo y paté de sus higadillos. En su línea. Como despedida, comida en el asador Etxebarri, donde pude volver a probar -después de cinco años- la espléndida ostra a la parrilla, un auténtico bombón de mar. Otra textura sensacional fue la de los ceps, que Bitor Arginzoniz casó con una exquisita berenjena, todo a las ascuas. A la misma altura, el chipirón, con cebolla caramelizada y su tinta, y la imponente gamba roja de Palamós, perfecta de punto. Y sorprendente, la bacaladilla rebozada y al grill, que queda como una tortillita y se alegra con un trazo de puré de piparra. El exquisito helado de leche ahumada con jugo de remolacha es un broche genial. En el recuerdo, las angulas y el mero que tomé en mi primera visita. Espero volver para probar la croqueta de gallina de corral a la brasa, ya que no hay dos sin tres.

~ ELOGIO DE IÑAKI SARRIEGI

'Construcción vacía, escultura de Jorge Oteiza en el Paseo Nuevo de Donostia.

‘Construcción vacía’, escultura de Jorge Oteiza en el Paseo Nuevo de Donostia. Fuente: ketari.nirudia.com

Días de luto y de silencio en AJONEGRO por la muerte de Iñaki Sarriegi, peskaterobon vivant (de barrio) y una de las personas más populares de Donostia. Mi tío fue quien, junto al cocinero Juan Romero, más me animó a meterme de lleno en el periodismo gastronómico. Juan Mari Arzak, a quien servía pescado, le destacó como uno de sus proveedores más queridos en un reportaje publicado hace cinco años por la revista Room y le definió como «un verdadero artesano de la pescadería». Le recuerdo esperando hasta medianoche a que sonara el teléfono, en el sofá de casa, para garabatear el pedido. Ahora le sigue abasteciendo su hijo Ion, que ha aprendido el oficio y sigue con el puesto fundado por mi abuela en el mercado de La Bretxa. Recuerdo también muchas comidas junto a él y lo mucho que me ayudó durante mi etapa como inspector de Gourmetour. Estuvimos juntos en Mugaritz, Miramón-Arbelaitz, Xarma, Lasa, Ibai, Bedúa, Zelai-Zabal… Y más de una vez en su favorito, el asador Elkano, de Getaria. Por  su carácter jovial y bondadoso y por su vinculación a la Real (fue ojeador, defensor de la cantera y delegado de campo durante 18 años), tenía amigos en todos los pueblos guipuzcoanos y más allá de la provincia. Peregrinamos también hasta otra parrilla de champions, esta en la Bizkaia profunda: el asador Etxebarri, en el hermoso valle de Atxondo, donde compartimos una memorable ración de angulas a la brasa. Ahora regreso del País Vasco, con gran pena, leyendo un libro sobre oficios tradicionales, entre ellos el de angulero. El autor, Carmelo Urdangarin Altuna, escribe también sobre los fabricantes ambulantes de macarrones y fideos. Oficios y costumbres que se pierden, como el de potear en cuadrilla de bar en bar. Mi tío ha sido uno de los últimos txikiteros de a diario, en sesión de mañana y tarde. Le apodaron el Chato debido a que lucía una buena matrícula (véase nariz) y no podía beber sino en los anchos vasos de sidra. Uno de los ramos fúnebres ha llegado, precisamente, de parte de sus colegas y santos bebedores de la Parte Vieja donostiarra, la Sasetako Koadrila (cuadrilla de Saseta), nombre que hace honor a los batallones de combatientes vascos que lucharon en Asturias contra las tropas fascistas. Las cenizas de Iñaki Sarriegi acabarán disueltas entre las olas bravas del Cantábrico, pero su recuerdo no naufragará mientras sus muchos amigos sigamos en la pelea… ¡Muera la muerte!

~ PLATOS REDONDOS 1: letón de serviola a la brasa (Patxi Morlans)

Semen de serviola a la brasa con vinagreta de tomate, del asador Cuarto Creciente.

Letón o esperma de serviola a la brasa con ‘trempó’, del asador vasco Cuarto Creciente.

Abro esta nueva sección de Platos redondos con un homenaje a la casquería submarina: el letón de serviola a la brasa que comí hace poco en el nuevo asador de Patxi Morlans: Cuarto Creciente. El letón o lecha (lletada, en catalán) es el semen del pescado, muy sabroso en especies azules como la caballa o la serviola, que también se llama lecha. Así que este plato podría llamarse lecha de lecha. Por su consistencia cremosa,  el letón puede recordarnos a los sesitos de cordero o a la cuajada. En su restaurante de la Plaza del Puente, el cocinero guipuzcoano lo prepara a la brasa, como todo lo demás, en un horno de leña con dos parrillas que se ha hecho fabricar a medida y que alimenta con madera de encina y olivo. Lo acompaña de un poquito de trempó, típica ensalada mallorquina de verano a base de tomate, cebolla y pimiento verde, y lo adereza con una picada de ajo y perejil, aliño prescindible. La calidad del producto y el toque ahumado de la brasa no necesitan, en mi opinión, de más aditamentos. El esperma de serviola está a la altura del hígado de rape y de las huevas de gallo de san Pedro, por citar otras dos delicias de las interioridades piscícolas, pero su sabor y su textura son más suaves. Patxi Morlans llegó a Mallorca a la aventura en 1986 y en 2001 inauguró el asador Patxi tras pasar por los hoteles Bendinat, Punta Negra y Son Vida. Inspirándose en los asadores vascos Etxebarri y Elkano, abrió hace dos meses Cuarto Creciente (nombre de su lancha y de la fase lunar de mayor actividad pesquera) para dar pescados y mariscos a la parrilla, incluyendo almejas, chipirones o cocochas de merluza. A una carta breve, se suma la cambiante oferta del día: desde hermosas sardinas a monumental gamba roja. No hay más restaurantes en Mallorca que trabajen así el género marino.