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~ APATRULLANDO ALICANTE (y II)

Kristian Lutaud, gore style.

Kristian Lutaud, ‘gore style’.

3) Y vamos con el tercer fogonazo sobre mi penúltima escapada a Alicante, donde tuve el gozo de presentar, junto al repostero Paco Torreblanca, las memorias gastronómicas noveladas de Mar Barba. En tránsito cuenta las aventuras y desventuras sentimentales de una tal Mara, nómada inquieta que nos lleva por varias ciudades sureuropeas en una especie de road movie trufada de aromas, mercados y recetas populares. Conocí a Mar Barba hace quince años en el restaurante que por entonces regentaba en Valencia: Alghero. El deseo de contar lo vivido surgió a raíz de la muerte de su amigo, vecino y colega de oficio Tito Albacar, uno de los renovadores de la cocina valenciana. Actualmente, Mar Barba convive en Xàbia con un maestro de cocineros, el lionés Kristian Lutaud, que compartió jefatura en El Bulli junto a Ferran Adrià a mediados de los ochenta. Buenos anfitriones, muy currelas y vividores de morro fino desde su devoción total por el pequeño Mediterráneo.

Juego de espejos en el Teatro.

Juego de espejos en Teatro Bistrot.

4) Cené en el Teatro Bistrot, un coqueto chiribitil de cuatro mesas ubicado en lo que fue el ambigú del Teatro Principal de Alicante. Aquí es donde Sergio Sierra, de El Portal, lo da todo como cocinero desde el pasado octubre. Y lo hace agitando con tiento la cocina tradicional de la Terreta. Entre los platos del menú largo, varias versiones de recetas populares, como la coca amb tonyina (con atún) y el conejo con tomate: jugosa paletilla cocinada al vacío con aceite, pimienta y un poquito de ajo, acompañada de un soberbio tomate reconcentrado y láminas de bulbo de hinojo. No faltaron los queridos crustáceos de estas lonjas: ni la quisquilla de Santa Pola, combinada con cereza, ni la gamba de Dènia, templada en agua de mar aromatizada con flores, cáscaras y hierbas del Mediterráneo. Y un exquisito postre con otra fruta de temporada: la tatin de nísperos con helado de mantequilla. No entran más de doce comensales, así que la calma está prácticamente asegurada, en contraste total con el barullo de El Portal, taberna de merecido éxito.

Arroz en costra de 'allioli'.

La ‘hamburguesa’ de arroz del Dársena.

Y 5) El restaurante Dársena, clásico del puerto alicantino, siempre te complica la vida a la hora de escoger arroz. Ahora tiene veintiuno en carta: arroces, no paellas, término que se encargó de desterrar hace treinta años, con buen criterio, Antonio Pérez Planelles. Paella es paella, así como fútbol es fútbol. Los arroces pueden ser secos, cremosos, melosos o caldosos. Los dos últimos se comen con cuchara. Si las cosas se tuercen, puede aparecer el arroz pastoso. En esta célebre arrocería fundada en 1961 utilizan la variedad Albufera para los secos y la Marisma para los melosos, reservando la J. Sendra para el arroz con leche. Probé dos secos: el a banda con gamba roja y el arroz en costra de allioli con migas de bacalao y patata, con apariencia de hamburguesa. No puede haber mejor manera de despedirse -hasta muy pronto- de Alicante, sobre todo para un arrozófilo como yo… ¡Haz el arroz y no la guerra!

~ EXPLORANDO ‘LA TERRETA’ (I)

Los 'sepionets' del Piripi, a medio comer.

Los ‘sepionets’ del Piripi, a medio comer.

Acabo de regresar de un viaje por la terreta alicantina, donde me he asomado en cuatro días a catorce establecimientos a fin de no perderme nada y engordar unos kilos. Objetivo: preparar un reportaje sobre las mejores barras de la provincia para la revista Gourmets. He enredado en cervecerías de barrio, gastrobares, tascas, baretos de mercado y marisquerías de aúpa. Habrán caído unas sesenta tapas e incontables cortos de cerveza… Y aquí os cuento lo mejor de esta frenética ruta del taburete: 1 y 2) la ración de sepionets del Piripi, clásico de la capital emparentado con el Nou Manolín, donde probé los pajaritos de la huerta, una impecable fritura de cebollas tiernas; 3) las espardenyes de La Taberna del Gourmet, bulliciosa barra que regenta María José San Román, chef del Monastrell; 4) la espléndida ensaladilla de merluza, el arroz a banda y la navaja al vapor con vinagreta de dátiles y orejones, de La Sirena, el célebre restaurante de Mari Carmen Vélez en Petrer; 5) las cigalas al ajillo y la cordialidad de Bati Bordes en El Marino, de Dénia; 6) los langostinos fritos con tomate (salsa de las de antaño) de El Granaíno, inconmensurable barra de Elx; 7) la coca de sangacho de atún en semisalazón, pisto y cebolla encurtida, servida por Sergio Sierra en El Portal, taberna gastronómica de Alacant; 8) el pulpo sobre torrija de patata en ajada con gratén de all-i-oli, de La Barra de César Anca, también en la capital; 9) el pulpo frito de Ca Marta, cervecería de La Vila Joiosa, y 10) el figatell de sepia inventado por Miquel Ruiz, gran cocinero que abrió hace un año en Dénia El Baret de Miquel y a quien dedicaremos la segunda parte de esta doble entrega sobre la mejor gastronomía de mostrador en Alicante. Buen producto y buen ambiente, también en la cervecería El Cantó, un clásico del centro capitalino, y en Damasol, barecito pegado al mercado central de abastos. Conocía bien esta provincia gracias a un trabajo que hice en 2001 para el diario Levante y a posteriores visitas, pero esta ruta no habría sido posible sin las pistas frescas de tres colegas de oficio: Antonio Vergara, Nacho Coterón y Rafael García Santos. Vaya mi agradecimiento a este trío de fenómenos.