~ COSAS DE IBIZA (y II)
El imponente islote de Es Vedrà ha sido, como iba diciendo, lo que más me ha gustado de la escapada gastronómica a Ibiza. Si tuviera que establecer un ranking relativo a lo mejor del viaje, quedaría así: 1) en primerísimo lugar, el poder alucinatorio de Es Vedrà contemplado desde la orilla de Cala d’Hort; 2) el ambiente local del bar-estanco Can Xicu, apacible cantina de Sant Miquel de Balansat; 3) las espardenyes a la brasa que comí en El Hotel (de Pachá) gracias a su chef, el bermeano Íñigo Rodríguez; 4) el mero asado con arroz de pisto que preparó José Miguel Bonet, de Es Ventall; 5) las habas de temporada que disfruté tanto en Can Curreu como en S’Ametller (aquí con su vaina); 6) la panceta asada con crema de almendra que pedí en Punto Gastro, un nuevo tapas bar de Santa Eulària des Riu; 7) lo bien que me entró la cerveza Isleña (con cebada ibicenca) mientras observaba el trajín y la fauna del Blue Marlin, chiringuito pijales de Cala Jondal, y 8) el silencio y los desayunos con aguacates de Can Planells, así como la hospitalidad de Joan, director de este agroturismo. Lo peor, con diferencia: no poder visitar en paz el maravilloso poblado de Balàfia porque sus propietarios (la manía de malvender un patrimonio que debería ser para todos) lo han llenado de perros agresivos y que andan sueltos. En este caso, estoy más de acuerdo que nunca con Proudhon: «La propiedad es un robo».