~ OPINIONES A PORRILLO
Viajé el mes pasado a Valencia para acudir a la presentación del anuario de cocina que dirige el gastrónomo Antonio Vergara, con quien colaboro en esta magna obra desde hace siete ediciones. Entre los grandes de la restauración española que apadrinaron el lanzamiento, estuvieron los escritores Arturo Pardos y Rafael Chirbes; el fundador del Grupo Gourmets, Francisco López Canís; el periodista gastronómico Carlos Maribona; el restaurador alicantino Vicente Castelló, del Piripi, y los chefs Pepe Rodríguez y Joan Roca. El mejor cocinero del mundo destacó la gran importancia que tienen «las críticas con nombres y apellidos» ante la «proliferación de anónimos», en referencia a las webs de opiniones de viajeros como TripAdvisor. El chef de El Celler de Can Roca no fue el único ponente que sacó este espinoso asunto. Toda esta polémica saltó en verano de 2012 cuando Amerigo Capria, cocinero de Florencia, recibió la siguiente propuesta de una bodega: en lugar de una caja de vino gratis por cada diez compradas, cinco reseñas favorables en TripAdvisor. El chef rechazó el regalito y denunció la práctica, actitud que contó con la pronta adhesión de otros profesionales en todo el mundo. Una cosa está clara: nadie puede garantizar ni la veracidad ni la buena fe de las opiniones publicadas. No hay forma humana posible de saber si quien firma estuvo realmente en el establecimiento o si se lo inventa todo a fin de favorecer o de hundir a alguien. Tampoco sabremos nunca si esa persona actúa movida por algún despecho personal o sencillamente pagada por el restaurador o por un tercero. A partir de ahí, cada uno es muy libre de confiar o no en unos contenidos que suelen carecer tanto de argumentos como de la más elemental ortografía. Yo no me acuerdo de consultar esa web, pero en caso de hacerlo, desecho por sistema las valoraciones de restaurantes que no cuenten con al menos cien opiniones (me parece un mínimo). Aun así, hago caso omiso de los comentarios más paniaguados y de los más cáusticos. Entiendo que el viajero consulte estas páginas, cumpliendo con la ley del mínimo esfuerzo, pero prefiero atenerme a las opiniones de los especialistas, tanto en cocina como en otros campos. Si quiero informarme sobre la calidad de tal o cual estreno cinematográfico, suelo buscar la crítica de Carlos Boyero, nunca el ranking de más vistas. Tampoco acostumbro a parar a los peatones en la calle a fin de recabar opiniones.
Uno opina que dos y dos son tres y otro que son seis. Ni pa ti ni pa mi, dos y dos son cinco.