~ AQUÍ HAY TOMATE (y II)

Ristras de globos rojos, a modo de ‘enfilalls de tomàtigues de ramellet’, adornaron la fiesta Eres Negre en Banyalbufar.

Por aquí íbamos contando que la Associació de Varietats Locals, en el papel de David, ha logrado registrar la tomàtiga de ramellet a fin de que no se la apropien empresas que, como Agroilla, inundan de híbridos el mercado. Transcurridos más de tres meses desde la publicación en el BOE, su falso tomate se sigue vendiendo en supermercados y grandes superficies como Mercadona, Erosky, Carrefour y Alcampo bajo el nombre de «ramillete». El consumidor tiene todo el derecho y toda la obligación de denunciar este fraude: la apropiación indebida de un nombre aplicado a un tomate que poco tiene que ver con la variedad original. En un comunicado público, Varietats Locals señala que la empresa en cuestión (sin citarla) trató de embaucar a la Conselleria de Agricultura para promocionar la tomàtiga de ramellet mediante un distintivo de calidad de Indicación Geográfica Protegida. Pero dicha propuesta, reza la nota de prensa, «estaba envenenada, ya que provenía de una importante empresa de hortalizas y frutas que produce un tomate de colgar de apariencia externa similar a la tomàtiga de ramellet, pero que en realidad es un híbrido desarrollado por las empresas Hortsee Mediterrani y Fitó». Un tomate manipulado que «no tiene ni la capacidad de conservación, ni el olor ni el sabor de la variedad tradicional». ¡Que se inventen otro nombre para su tomate (RAM2 o algo así) y dejen de engañarnos! El ubicuo tomato de Agroilla también se coló en la fiesta gastromusical Eres Negre, encomiable iniciativa celebrada el 21 de julio en Banyalbufar para celebrar nuestra variedad de tomate más querida. Hubo ricas tapas a base de tomàtiga de ramellet, acompañadas de malvasía local, buen ambiente y buena música. En sucesivas ediciones, sería deseable que se aprovechara la ocasión para reivindicar la variedad genuina -con su infinidad de variantes-, sobre todo teniendo en cuenta que este municipio fue próspero en los años 30 y 40 del siglo XX gracias a su deliciosa tomàtiga de ramellet, exportada a Barcelona hasta el levantamiento fascista de 1936. Con nuestros alimentos, no se juega.

  1. Molt interessant tot el que expliques. És indignant que ens prenguin el pèl d’aquesta manera intentant vendre’ns un producte com si fos un altre. Qualsevol persona que hagi tastat les autèntiques tomàtigues de ramellet veurà que això que venen ni tan sols s’hi assembla (només en el ramell verd del capoll).

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