~ EL VINO Y LA MIERDA

Cita de Eurípides a la entrada del bar de vinos La Banyera Voladora (antes La Vinya).

Cita de Eurípides a la entrada del bar de vinos La Banyera Voladora (antes La Vinya).

Ha vuelto a expresarse la indignación por las calles del mundo, cada vez más estrechas y vigiladas. Un mundo que es un pueblo. Unas calles donde salir en cuadrilla a por unos vinos no tardará en ser delito, a no ser que sigamos plantando cara como buenos «perroflautas» (Josep Anglada), «mastuerzos» (Fernando Savater) y borrachuzos (este es mío). El jueves estuve en un bar, como cada jueves, pero en ese aún no había entrado. Se llama, desde hace dos meses, La Banyera Voladora (antes La Vinya) y fui a una charla sobre El vino y las clases sociales. Ejerció de ponente Ángel del Barco, profesor de Filosofía que se presentó ante la concurrencia (doce zumbados) como «sibarita-leninista». Según su tesis, el valor del vino no es enológico, sino ideológico, de tal modo que la burguesía ha conseguido imponer la idea de que el vino que bebe la clase obrera no tiene ningún valor y es, por lo tanto, una mierda. La mierda tampoco vale nada porque se produce sin ningún problema (Marx), quitando episodios de estreñimiento. A los neoliberales, que siempre van al negociete, les gusta que las cosas tengan un valor añadido o metafísico. Es una estrategia comercial que responde a la falacia esa de cuanto más caro, más valioso. Por eso lo público (sanidad, educación), que es lo que en apariencia -y sólo en apariencia- no cuesta nada, puede desmantelarse sin contemplaciones. Los nuevos gurús del vino, como Robert Parker y José Peñín, han conseguido conmutar esta fórmula: no es que lo más caro tenga que ser lo más valioso, sino que lo que tiene más valor (más puntos en sus guías) ha de ser lo más caro. Ahí está el fraude: crear vinos alienantes. ¿Por qué lo hacen? Para que suban de precio y, así, estar entre los cuatro elegidos que pueden seguir bebiéndolos. Gratis, en su caso. Pues bien, siempre en opinión de Ángel del Barco, los vinos caros no son mejores, desde el punto de vista enólogico, que los baratos. Así es: en los supermercados hay vinos sensacionales que no superan los diez euros. Son buenos y baratos. Pero, por favor, que no se entere, que el señor Peñín no descubra nuestros ricos riberas de barriada.

    • Txiki
    • 14 de mayo de 2012

    Esto me ha recordado a un bello soneto de Jesús Lizano «A la mierda», que alguien me envió hace un tiempo…

  1. ¡Grande, Lizano! Te apunto a la próxima tertulia en la bañera…

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