~ DE LA TXISTORRA A LOS PIXIES
Noches alegres… Ayer fue un día con retintín resaquil porque anteayer no dejé de comer y beber en todo el día. La maratón empezó a la hora del vermut con una ración de txistorra en el bar L’Entorn, uno de los poquísimos del centro de Palma donde te ponen tapa. Siguió en casa de un amigo gallego que cocinó unos estupendos grelos de su tierra con chorizo y patatas. La siguiente etapa estuvo en el Puro Hotel, donde se celebraba la primera entrega de La Magia del Bodeguero, evento organizado por La Vinoteca y que este año se reparte en siete lunes. Siete lunes, a diez bodegas por lunes: ¡setenta bodegas! De ahí a cenar al Bruselas con vinos argentinos de sensación y carnes diversas a la parrilla, entre ellas unas exquisitas mollejas de ternera. Daniel de Castro, del restaurante Jardín, quiso volver a cenar y fuimos a La Raspa Santa, donde Jorge Salazar nos sacó, por propia iniciativa, el manjar del día: unas pestañas de atún fritas. Son un corte de la ijada con mucho cartílago, así que hay que agarrarlas con la zarpa y maniobrar con la lengua. Normalmente, los mejores bocados son los que se prestan al chupeteo, caso de los caminantes o de las cabezas de gamba, y los mejores comensales son los que rechupetean sin complejos ni sentido del protocolo. Aún recuerdo la anécdota que me contó el gran gourmand y restaurador Joan Olives, quien estando en el asador Elkano, de Getaria, chupó y rechupeteó con tal fruición la cabeza y las espinas de un cabracho, que los dueños le propusieron contratarle como comensal. Además, inmortalizaron la escena sacándole una polaroid. Siguió nuestra maratón con una buena ración de chuleta y la rematamos bebiendo gin-tonic y escuchando a los Pixies en Es Pou de Sant Magí. Bienvenida resaca.