~ LA LECHONA FELIZ
La lechona de la foto. He visto a más de un muerto con ese aspecto. Impresionantes, esos ojillos, ese semblante feliz, esa sonrisa beatífica, esa pachorra. Increíble, estar fiambre y a punto de ser asado y devorado, y como si nada. Buen color, incluso, y gesto alegre, de éxtasis, de colocón ensimismado. La verdad es que está guapa, con las manitas fuera y ese hocico sano y esas orejas de dumbo. Da la impresión de estar escuchando a Purcell. Cuando la he visto esta mañana en el mercado de Santa Catalina, ha sido amor a primera vista. Muy pronto su piel crujirá y será despedazada entre aromas de ajo, perejil, laurel, hinojo… En fin, como decía Vázquez Montalbán, sin atisbo de culpa, «el llamado arte culinario se basa en un asesinato previo, con toda clase de alevosías». Matamos pensando en la receta. Y guisar nos exculpa. Felices fiestas, por ende, y festines, ya sean a base de cerdito, de pollo o de alcachofa.